La Conmebol anunció ayer que el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores se jugará el 8 o 9 de diciembre fuera de Argentina y, de inmediato, al menos cinco países han aparecido como opciones, pese al rechazo tajante del Boca Juniors y la amenaza de sus directivos de llevar el caso al TAS. El presidente del Boca Juniors, Daniel Angelici, pidió a la Conmebol que el River Plate sea desclasificado. El presidente del River Plate, Rodolfo D'Onofrio, dijo por su parte que el partido debe jugarse en el Monumental con público local y aseguró contar con el apoyo del presidente de Argentina, Mauricio Macri.