El Mecalia Guardés se despidió de Europa por la puerta grande aunque a estas horas, con el dolor de la derrota aún fresco, seguramente no sirva como consuelo. Un final especialmente doloroso porque las de Prades parecía que habían hecho lo más complicado de la eliminatoria hace una semana cuando consiguieron la victoria en la pista del Kuban en Krasnodar (26-27). Pero ayer, con el pabellón de A Sangriña volcado con sus jugadoras, a las gallegas les faltó la calma necesaria para sacar adelante el partido. Se vieron por debajo demasiado rápido y una reacción de puro coraje en el último cuarto de hora les concedió la posibilidad de soñar con el empate que les hubiera dado la clasificación, pero no pudo ser.

El Guardés, superado por los nervios en los primeros veinte minutos, cayó eliminado tras perder 31-33 ante un Kuban Krasnodar que vivió de la renta conseguida en la primera parte y de los numerosos errores de su rival.

Al equipo de José Ignacio Prades lo mató su desastroso inicio de partido. Muchas pérdidas de balón y poca intensidad defensiva dieron aire al Kuban, que pronto cogió una renta de tres goles (5-8, min.11). También fue un aviso de que el partido de ida jugado en Rusia había sido una llamada de atención para Trefilov y sus jugadoras que prepararon muy bien el inicio del partido. Defendieron con más firmeza e hicieron en esos primeros minutos ataques más rápidos y claros en los que sacaron partido a su superioridad física.

El técnico del Atlético Guardés pidió su primer tiempo muerto para tranquilizar a sus jugadores. De poco sirvió. Demasiado aceleradas, sus jugadoras facilitaron el camino al Kuban, que dobló al conjunto gallego en el marcador, obligando a Prades a parar de nuevo el choque (6-12). El técnico peleaba contra la ansiedad de sus jugadoras que incluso protagonizaron parciales negativos jugando en superioridad. Elegía mal la velocidad el Guardés. Corría cuando no debía, frenaba cuando no era lo aconsejable. Eso unido a pérdidas ridículas y a lanzamientos fallados en buenas condiciones fueron complicando la vida de las gallegas.

Con todo perdido, el Atlético Guardés se serenó y a partir de una mejoría defensiva empezó a crecer. Un gol de Méndez, bajo la amenaza de pasivo, y un par de paradas de Estela Carrera le acercaron el marcador (10-14 y 11-16 en el descanso), lo que empezaba a complicar también la eliminatoria porque el marcador se iba por encima del partido de ida, con lo que a las rusas ya les valdría la victoria por un gol (el Guardés marcó 27 goles en la ida).

No obstante, en el arranque del segundo tiempo las rusas volvieron a escaparse, después de un penalti fallado por Naiara Egozkue y una posterior exclusión suya (13-21, min.37). La máxima diferencia en el marcador a favor del equipo de Trefilov. El Mecalia Guardés entró en el último cuarto de hora con un déficit de siete goles que las obligaba a un parcial extraordinario para tener opciones en los minutos finales del partido. Prades se la jugó con un cambio de defensa (pasaron al 4-2) y a la mutación que las jugadoras protagonizaron en esos minutos en los que defendieron con una intensidad mayor y atacaron con más claridad, con especial mención para jugadoras como Estela Doiro, Carmen Campos, Paulina Pérez o Africa Sempere, que cargaron con la responsabolidad ofensiva en esos minutos delicados.

Aquello dio resultado y el Mecalia Guardés se fue acercando en el marcador mientras Trefilov veía que el partido se le podía complicar porque sus jugadoras no estaban encontrando la portería con más facilidad. El partido llegó al 27-31 con cinco minutos por jugar. Parecía que las rusas volvían a tener en su mano el pase. Pero las gallegas llegaron a situarse a dos (30-32, 31-33) e incluso disfrutaron de un ataque dentro del último minuto para asustar aún más al Kuban pero, con un ataque muy poco claro, se estrellaron contra la gigantesca defensa rusa. Su ejemplo había sido extraordinario y su estrega, única. Se van de Europa, pero lo hacen a lo grande, desafiando al líder de la Liga Rusa.