Suecia estará en los cuartos de final del Mundial tras superar con un gol de Emil Forsberg de rebote a Suiza, que dominó más el balón pero no tuvo acierto ofensivo, y permitirse seguir soñando en un campeonato en el que va ganando números.

Suecia juega bastante al despiste, pero tiene poderío ofensivo y no sólo a balón parado o por vía del punto fatídico. Y pese a que se espera más de él, fue la tarde de Emil Forsberg al lograr, con fortuna en forma de desvío involuntario de un rival, el gol que dio la victoria. Poco lucimiento, máxima efectividad, y billete para los cuartos de final 24 años después de lograrlo en Estados Unidos.

Tuvo el empate Suiza en la cabeza de Haris Seferovic ya en el descuento, que se alargó por un penalti a favor de Suecia inicialmente pitado y anulado después en el VAR, pero nada impidió que Suecia se llevase el premio y siga aspirando a repetir no sólo lo de 1994 sino lo de 1958 cuando jugó la final.

Emil Forsberg se vistió de héroe gracias a la ayuda del central del Dortmund Manuel Akanji, que quiso desviar el disparo y convirtió en gol un disparo inofensivo.

La batuta sueca la llevó el centrocampista del Hamburgo Albin Ekdal, que tuvo la mejor ocasión para Suecia al margen del gol cuando, al borde del descanso, envió a las nubes rematando en una incómoda posición de semivolea un gran centro franco de Lustig.

El portero suizo estuvo bien, seguro bajo palos, y poco pudo hacer en el gol sueco. El gran desafío fue esa volea de Berg y la rechazó sin titubeos, el resto de ocasiones de Suecia se fueron lejos de su arco excepto el afortunado gol. Por contra, Suiza dominó, buscar más a su colega Robin Olsen, más expeditivo con varios despejes contundentes de puños, pero no encontró la red.

Si algo tiene Suecia, a la espera de que Forsberg brille más o que la dupla Toivonen-Berg afine puntería, es que es un equipo ordenado atrás y que no duda ni se desmonta. Suiza lo intentó, adelantando líneas sobre todo cuando se vio abajo en el marcador, e intentando un asedio que no funcionó.

Ni Embolo ni Seferovic, balas frescas utilizadas por el técnico Vladimir Petkovic, encontraron espacios libres por donde superar al veterano Granqvist o al central del Manchester United Victor Lindelof. Y Suecia, resistiendo, logró el pase a unos cuartos de final que no pisaba en un Mundial desde el de Estados Unidos 1994, donde acabó en tercera posición.

Por su parte, la Suiza de un Xherdan Shaqiri que no pudo desplegar el buen fútbol que le pone en el punto de mira de su selección y como faro del equipo, se volverá para casa con la sensación de haber merecido más, pero sobre todo de haber podido hacer más.