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FINAL CHAMPIONS LEAGUE

Agustín Rodríguez: "Conmigo la gente fue muy injusta"

El meta de Marín, que jugó la final de la Copa de Europa de 1981 entre el Liverpool y el Real Madrid, cree que el gol de Alan Kennedy marcó para mal su carrera

Agustín Rodríguez: "Conmigo la gente fue muy injusta"

-¿A aquel Real Madrid nadie le esperaba en aquella final?

-En Europa llevábamos quince años sin llegar a una final y habían pasado jugadores de todo tipo. Se estaba formando un cambio en el Real Madrid, que era un equipo normal dentro de Europa. En España venía de ser campeón de Liga y de Copa tras disputar la final ante su filial. Eso es un hito histórico que no volverá a ocurrir en la historia del fútbol. El Real Madrid optó, lógicamente, por jugadores de la cantera. Ahora se ve a Ramos y a Carvajal, el resto son internacionales. En nuestra época estaba Stielike, la referencia extranjera del Real Madrid. O Cunningham, que jugó lesionado. El Real Madrid no era el favorito como ahora.

-¿Pesaba mucho la responsabilidad de 15 años sin ganar la Copa de Europa? ¿Os recordaron mucho aquello antes de la final?

-A mí me dolió más el 6-1 de la final de la Copa del Rey. Y me dolió la Recopa que perdimos contra el Aberdeen (1983). Si se me pregunta cuál me dolió más, quiero entender que si el Real Madrid gana conmigo esa Copa de Europa, igual me hubieran dado más bola.

-Antes de a final, sólo fue titular las últimas jornadas y en semis.

-Se había lesionado García Remón y Miguel Ángel. Debuté en Salamanca porque Remón se rompió el cruzado. Quedaban cuatro o cinco jornadas y las jugué. Después la semifinal con el Inter y la final.

-En todo este tiempo... ¿alguien le ha dicho que si hubiese jugado García Remón la final habría podido acabar diferente?

-El propio entrenador dijo que los errores fueron de Cortés y de Agustín. Éramos los que teníamos que pagar la novatada de haber jugado. Tuve la fortuna de haber jugado en el Real Madrid tres finales europeas que muchos no han disputado. Siempre estaba en el punto de mira.

-En la final, Stielike, recién recuperado de una rotura de fibras; Cunningham, lesionado casi toda la temporada; Juanito, con la rodilla tocada; una semana antes, se pierde la Liga en Valladolid. ¿Si no hubiese pasado todo eso, la final habría sido diferente?

-No. El Liverpool era el favorito.Hemos quedado como los perdedores, pero me lo paso por el arco del triunfo. Hemos perdido y pasaron 17 años hasta que se volvió a jugar. En 1998 la jugó el Real Madrid de los Ferraris y nosotros éramos el Real Madrid del 127 o del 600.

-¿Con quién compartió habitación? ¿Alguna conversación previa a la final que le marcara?

-Con Miguel Ángel. Éramos conscientes de lo que nos estábamos jugando. Lo que me decía era que estuviese tranquilo. Y yo era un portero muy tranquilo, excesivamente tranquilo. Yo le decía... "pues vale". No vi angustia porque era la final de la Copa de Europa. En su momento se vivió como el regreso del Real Madrid a la final después de perder la Liga en el último segundo. Era consciente de que como campeón de Liga tenías derecho a disputar la Copa de Europa. Si no, tenías que ganarla. El Liverpool había eliminado al favorito, el Bayern. Era un equipo muy potente. Era uno de los equipos a batir. Nos ganaron, les felicité y me encabroné. Después, en la cena me dijeron que volvería a otra final y dije que no, que aquel era el momento. Ganarla, habría dado grandeza a toda la gente de la cantera que disputó ese final.

-Lo podría haber conseguido el Real Madrid de la Quinta, pero no lo logró....

-Intento dar valor a la gente de que el equipo de los García, de la temporada 1980/81, a la 1985/86, se disputaron cuatro finales europeas. La gente no le ha dado ni bola a eso.

-¿Cómo preparó Boskov la final? ¿era un hombre de arengas o un hombre de trabajo silencioso?

-No tengo ni idea de cómo preparó la final porque las charlas técnicas de Boskov eran aburridísimas. Te ponían un partido entero. No es como ahora, que te ponen un resumen. Me acuerdo más de la motivación que nos dio Goyo Benito porque era su último año. Antes de saltar al terreno de juego me dijo cosas, pero nada más. Salí contento del partido excepto por la última jugada. Estuve perfecto en todo lo que hice excepto en eso. Fue un saque de banda rápido y creí que iba a dar el pase atrás. Si me quedo quieto, igual me da en la cara, en el pecho o lo mete, porque iba arriba. Es la intuición de décima de segundo y yo me venzo a la izquierda.

-¿Cómo vio el partido en general? El Real Madrid apenas tuvo la ocasión de Camacho. El Liverpool, poco más.

-Mucho respeto. Aún estando nosotros en un equipo joven, con Sabido, García Navajas, García Cortés, estaba yo... Éramos conscientes de que el error se pagaría caro. Nosotros, cinco minutos antes, tuvimos la de Camacho. José le dio tan bien que la tiró fuera. La jugada del gol, un saque de banda, a nosotros nos pilla volviendo, estábamos descoordinados.

-¿Cuál es la imagen del partido que no se le va de la cabeza?

-El ambiente y la rabia de no haber ganado. Esa rabia la teníamos todos. Un ambiente magnífico. Estábamos acostumbrados, en aquella época, el Real Madrid ganaba y los jugadores se iban a casa. No se celebraba. Los demás equipos sí. Eso cambia porque Mendoza entiende que esto es espectáculo.

-¿Aquel gol de Kennedy le marcó? ¿se fue injusto con usted?

-Conmigo la gente fue injusta. En toda mi carrera. Cuando hablo de gente, hablo de prensa. Pero mucho. Si lo hacía bien, no salía nada. Tengo una anécdota. Temporada 1985/86. Estoy como un tiro. El partido que definía quien iba a ser titular, fui al entrenador, Molowny, sin saber la alineación, y le dije: "decídase por uno, yo sé que estoy mejor que nadie y sé que tengo a mucha gente en contra". Optó por Otxotorena, pero el que acabó jugando esa Liga, fui yo. En el último partido, en el que el Real Madrid podía lograr todos los puntos en casa, un hecho histórico, ganábamos 2-1 al Sporting y pitaron un penalti que paré. Al día siguiente, las crónicas apenas mencionaban el detalle. Eso partía del club. Sabía que tenía un enemigo, el gerente, al que cogí del cuello en su día. El Real Madrid, en su momento, me buscó un perito psicólogo para hacerme un informe negativo. Hablé con él, le conté lo que pasaba. Me respondió que estaba aguantando mucho, que jugaba con una presión enorme. Tenía que demostrar en cada partido que era el mejor o me machacaban. Lo viví solo y era duro. Ahora el entrenador defiende a Keylor a muerte. Van a fichar a alguien y Keylor es su portero pase lo que pase.

-Si se hubiese ganado la final, ¿la generación de los García se habría asentado más en el club? ¿Cortó carreras esa derrota?

-Se le hubiese dado mucha más trascendencia y valor a la cantera. En esa época fue muy importante. La mayoría de los jugadores disputaron muchos partidos en Primera.

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