El equipo granate se quedó a medias. Sumó una igualada en Pasarón ante el Guijuelo en un partido que por fútbol y ocasiones mereció perder, pero no aprovechó el contexto propicio para comenzar a agarrar con una mano la permanencia. Fue una sensación agridulce. Porque el bloque lerezano comenzó ganando y puso el prólogo al partido con la ocasión más clara del choque, que Añón no acertó a colocar entre palos. Pero antes y después del gol granate, el Guijuelo fue quien puso el mejor fútbol y las llegadas más claras.

El bloque lerezano estaba asustado. Se sentía favorito y sabía que debía ganar para evitarse más agobios innecesarios en los últimos choques. Pero el Guijuelo sabía muy bien lo que tenía que hacer. En ataque, las ideas seguían sin aparecer en los granates, que solo crearon dos ocasiones en el primer plazo. .

Reacción

El descanso fue lo mejor que le pudo pasar al Pontevedra. En el 59 Royo despejó mal de puños y la pelota quedó sin dueño para que Goldar, el más rápido, aprovechase la descolocación del portero para introducir el cuero en la meta.

La situación era ideal. Sin hacer nada del otro mundo, el Pontevedra mandaba. Pero el Guijuelo no le perdió la cara al encuentro y poco después, su empuje tuvo, por fin premio. El lateral Kevin, demasiado suelto, encaró a Juan y el lateral cometió penalti. Jonathan Martín no falló y acabó con el optimismo granate.

Entonces el choque entró en el descontrol. El Pontevedra quería, pero no podía. Y el Guijuelo también se iba hacia arriba porque olía sangre. Apareció, de nuevo, un Edu gigantesco y mantuvo con vida a los suyos, que pudieron llevarse el premio gordo en la última del partido, pero Añón mandó al limbo la pelota.