Dinamarca, con el céltico Pione Sisto en el equipo titular, no pasó del empate en casa contra Irlanda (0-0) en una actuación deficiente, en un partido sin brillo en el que los visitantes lograron el resultado que querían y que deja la eliminatoria abierta para la vuelta en Dublín.El partido no se desvió del guión previsto: Irlanda se echó atrás y se dedicó a aguardar en su campo, cerrando espacios, defendiendo el 0-0 como un tesoro.

Hareide repitió el ataque que había goleado a Polonia en la clasificación, con Cornelius como falso extremo, para hacer valer su superioridad física, pero no le funcionó el plan. Los irlandeses no se achicaron, y además supieron desconectar a Eriksen, el cerebro danés, aparte de su máximo goleador en la liguilla.Pero le sobró juego directo y le faltó paciencia para romper a un equipo no sobrado de talento, pero disciplinado y con pundonor.

Aun así, Dinamarca tuvo tres ocasiones muy claras en la primera parte. La primera, nació de un gran cambio de juego de Kjær, que dejó solo a Stryger Larsen, que hizo lucirse a Randolph, rápido para responder luego al rechace de Cornelius.

De un error de bulto de Clark en la salida nació otra buena ocasión. Eriksen recogió el regalo y sacó un trallazo centrado que el portero sacó con apuros. El balón acabó a los pies de PIone Sisto, que quiso ajustar tanto el disparo que lo mandó fuera.

El panorama no mejoró para Dinamarca en la segunda mitad. A las dificultades para romper la defensa rival se añadieron los errores provocados por las prisas y la falta de ideas.Ni siquiera funcionó el recurso a Bendtner, su goleador más fiable en la última década. Dinamara fue un ejercicio de impotencia, y solo dejó un sinfín de centros errados, y un cabezazo de Poulsen desviado por Randolph como única ocasión: un balance sumamente pobre que dejó helado al Parken.