El futbolista inglés del Everton Wayne Rooney se declaró ayer culpable de conducir ebrio, por lo que fue condenado a cien horas de trabajo comunitario y se le retiró el permiso de circulación durante dos años. Durante una vista celebrada en los juzgados de Stockport, en Manchester, el delantero pidió perdón por su comportamiento y reconoció que ponerse al volante tras haber bebido alcohol fue una "falta de juicio imperdonable".

Rooney, de 31 años, recibió el alto en un control de alcoholemia mientras circulaba el pasado 1 de septiembre a las dos de la madrugada a los mandos de un vehículo de una acompañante por la localidad de Wilmslow, en el condado de Cheshire, al norte de Inglaterra.

El excapitán de la selección nacional y del Manchester United fue detenido y puesto después en libertad bajo fianza hasta la celebración del juicio, que se celebró ayer. Las pruebas presentadas constataron que Rooney conducía con un nivel de alcohol en el organismo tres veces superior al límite permitido, que en Inglaterra y Gales se sitúa en los 35 microgramos por 100 mililitros de aliento.