El fútbol no entiende de justicias divinas. Ni siquiera la meritocracia es una norma exacta en lo que al resultado final del encuentro se refiere. Sin gol no hay triunfos y ayer en A Senra el único equipo que fue capaz de llevar el balón al fondo de las redes fue el Ribadumia. Que lo hubiese hecho con mayor o menor insistencia que su rival es una cuestión que no quedará recogida en ninguna clasificación, pero lo cierto es que el Arosa se volvió con las manos vacías y viendo frenada en seco su persecución a las cuatro primeras plazas. Cuando ya todo parecía tocar a su fin con todo abocado al empate, Anxo robó un balón a Sidibé para iniciar una poderosa conducción de Fran Fandiño. El disparo quedó suelto para la llegada de Changui, quien marcó.