Una gran primera parte del Deportivo Alavés en El Madrigal, en la que pudo golear al Villarreal, fue suficiente para que el conjunto vitoriano se llevara la victoria (0-2) de un campo que no había visto perder aún a su equipo en la Liga.

El Villarreal salió sin intensidad y sin agresividad en los primeros cuarenta y cinco minutos, lo que aprovechó el Alavés para marcar dos goles y generar opciones para marcar muchos más. En la segunda parte los locales intentaron la remontada, lograron equilibrar el partido y generar muchas ocasiones de peligro pero sin materializar ninguna de ellas.

La primera llegada del equipo visitante a la meta rival acabó en gol, lo que marcó el devenir del choque. Un desajuste de los locales en un saque de banda derivó en un centro de Edgar, que primero remató Deyverson al palo, y que remachó solo Ibai Gómez al fondo de la red.

Un gol que puso en evidencia lo que iba a marcar la diferencia entre ambos equipos, ya que la actitud, la intensidad y la agresividad de los visitantes, era mucho mayor que la de los locales.

El Villarreal mostraba un juego lento y previsible el área de su rival, lo que era contestado por el Alavés con salidas a la contra letales. En una de ellas, que vino gracias a un regalo de Mateo Musacchio pasado el cuarto de hora, al ceder mal un balón, habilitó a Camarasa para poner el 0-2 en el marcador.

Este segundo gol hizo aparecer los nervios y la aceleración en los locales, que más con ganas que con fútbol, buscaban un gol al que aferrarse.

Solo un gol y un golpe de fortuna parecía que podría cambiar el partido, ya que el cansancio era evidente ya en ambos equipos, aunque el tanto no llegó y concluyó con triunfo visitante por 0-2.