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Múltiples retos en Las Palmas

El Celta busca su primera victoria en Gran Canaria desde 2001, lo que le permitiría seguir enganchado a la zona europea - Berizzo al fin ha podido disfrutar de una tranquila semana de preparación y podría repetir el once del derbi - El estilo dinámico de Setién examina el marcaje individual celeste

Múltiples retos en Las Palmas

Partido ilusionante en la clasificación, atractivo en la previsión futbolística, complejo en sus exigencias tácticas y emocionales. Duelo grande en sí y como inicio de otra semana ajetreada por lo doméstico y lo europeo. El horizonte influirá en lo posterior, no en lo previo. Berizzo ha tenido al fin toda una semana para preparar un choque, sin contratiempos ni otros compromisos. Podría repetir en consecuencia la alineación que goleó al Deportivo.

El Celta visita el Estadio Gran Canario, donde no gana desde 2001. Desde entonces, en ocho visitas, seis derrotas y dos empates. En total, el conjunto celeste solo ha obtenido tres victorias allí en Primera División -con doce derrotas y cinco empates-, en una serie que se inició en 1951. Las dificultades del viaje explicaban antaño el deficiente balance. Actualmente quizás obedezca a las peculiaridades de la escuela canaria, que sufre más a rivales metálicos y disfruta con planteamientos abiertos como el céltico. En todo caso, es otro reto para Berizzo, en cuya etapa ya cayó la maldición del Camp Nou y se ha recuperado la hegemonía en los derbis. El estratega argentino está jalonando su mandato de hazañas estadísticas.

Sobre esta visión histórica domina la ojeada al microscopio. "Es una salida arriesgada para nosotros", declara Berizzo y no es una frase hueca. El Las Palmas es un adversario de difícil digestión para el Celta. El éxito del marcaje individual que practican los célticos obedece en gran medida a la obsesión por el orden que es el signo del fútbol moderno. Ese rigor posicional evita que los vigueses tengan que perseguir a sus pares a lo largo de grandes distancias, alejadas de su punto de origen. El rival de turno suele facilitar las permutas y coberturas. El equipo canario, sin embargo, practica ese caos relativo, una especie de desorden pautado, que promueve Quique Setién. El cántabro sitúa al jugador por encima de la pizarra. No extraña que haya figurado durante los últimos años en las quinielas del Celta, cuando ha tocado relevo en el banquillo. Y es un estilo que se ha ajustado con precisión a las querencias naturales del futbolista canario, talentoso, impredecible, más irregular en la intensidad y la consistencia. Setién ha sabido potenciar las virtudes sin desnudar los defectos.

Así que Berizzo hace especial hincapié en la necesidad de un despliegue defensivo preciso y solidario. El entrenador es consciente de que su equipo todavía no está en condiciones de alcanzar la brillantez que exhibió en algunas fases de la pasada campaña. El fiasco en Villarreal se lo demostró. La recuperación y mejoría de algunos jugadores le permite construir un equipo sólido, aunque en ataque se dependa más de los chispazos de inspiración. Un equilibrio que depende del Tucu y que aconseja ubicar a Orellana en la banda derecha, aunque sea como posición de partida.

La plantilla ofrece varias alternativas a Berizzo, que tiene a Beauvue como único lesionado y se deja en Vigo a Naranjo, Lemos, Pape y Costas. A última hora realizará sus dos últimos descartes. Ha sido una de esas escasas semanas que se han podido dedicar de forma íntegra a la preparación de un partido. Y sin desgaste entremedias, Berizzo tiene la posibilidad de repertir el once inicial que empleó en el derbi. Le cabe la tentación de alinear a Marcelo Díaz, una vez que ha podido recuperar ritmo. Y podría cuestionarse la titularidad de Bongonda, quizás el menos entonado entre los frecuentes de la Liga. El joven belga, más allá de estados de forma, juega a algo diferente al resto. Encara siempre, sin asociarse, en el slalom individual, buscando la línea de fondo. Pero es posiblemente algo que desea el propio Berizzo, que lo blande como otro tipo de amenaza hacia el rival, empujando a su lateral, asomándose como un cuchillo sobre la retaguardia. Era así como Víctor Fernández empleaba al Gustavo López más fogoso. Lo que no niega Berizzo es que Bongonda debe aprender a elegir mejor, a concluir de forma más productiva sus arrancadas. Como veinteañero, Bongonda se encuentra en fase de aprendizaje igual que Pione Sisto, con el que posiblemente deba discutir el puesto en las próximas citas. Berizzo tiene que calibrar bien además los efectos del subidón de adrenalina del derbi y el consiguiente riesgo de bajón.

Al final, estilo, filosofía o alineación se ponen al servicio de la victoria. Al Celta le permitiría seguir enganchado a la zona europea y, más importante, despegarse de los puestos angustiosos, consiguiendo mayor margen para arriesgar en sus inversiones.

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