Un Real Madrid ambicioso, preciso y letal castigó la osadía de una Cultural Leonesa cuyo planteamiento arriesgado acabó siendo víctima del hambre copera del equipo blanco, que en su última presencia en esta competición acabó con un sabor amargo.

La velocidad endiablada madridista, dentro de una maquinaria perfectamente engrasada, volvió a abrir el debate de la falta de oportunidades para la poderosa segunda línea de que dispone Zidane y que reclama protagonismo.

El único consuelo que les quedó a los locales fue que al menos pudieron encontrar premio en los últimos compases con el tanto de Benja en una jugada trenzada y que acabó despertando los aplausos de una afición resignada, pero orgullosa por el atrevimiento de su equipo.

Muy pronto se adelantaron los visitantes, en el minuto 5, después de que Isco hubiera ya probado a Palatsí y gracias a la estrategia, pero donde encontraron la fortuna ya que el centro del alemán Kroos golpeó en el central holandés Gianni Zuiberloon, despistando al guardameta local.

Las bandas que planteó Zidane con Asensio y sobre todo Lucas Vázquez desarbolaron a la retaguardia, en esta ocasión blanca, y el gallego primero sirvió un gran balón a Asensio que envió en el segundo palo al limbo, para instantes después ponerle un balón en la cabeza a Isco para el lucimiento de Palatsí.

Después del primer aluvión que descompuso a la Cultural, ésta demostró la calidad que también atesora su plantilla sacándose de la chistera una jugada de tiralíneas, con centro de Mario Ortiz, taconazo de Toni para dejar el balón al máximo goleador local Gallar en un cara a cara con Casilla, que le ganó la partida cuando ya se cantaba el empate.

Los nervios de Zuiberloon empezaron a ponerse de manifiesto ante la constante movilidad de Morata, para que Lucas Vázquez celebrara la ampliación de su contrato hasta 2021 con otra jugada marca de la casa, dejando el balón a Asensio para que el balear colocara el balón pegado al poste, fuera del alcance del portero local. El Real Madrid lejos de bajar el pistón, siguió jugando con precisión, con un Kross a su antojo, presionando en campo contrario y buscándole la cosquillas a su rival, con dos acciones claras de Morata, sobre todo la primera en el minuto 41, tras una gran triangulación y remate que a punto estuvo de sorprender entre las piernas.

El ciclón morado se desató tras el descanso tal y como se demostró antes de que se cumpliera el primer minuto cuando Morata ya fusiló a placer dejando bien claras las intenciones madridistas de martillear la desguarnecida retaguardia local.

Casi sin respiro se fueron sucediendo las avalanchas visitantes y la sucesión de goles en el marco leonés, primero con un lanzamiento de Asensio con un efecto extraño que desconcertó al portero para el tercero y, sin sucesión de continuidad un centro preciso de James con el exterior fue rematado con idéntica precisión de nuevo por Morata.

La exquisitez la puso Nacho con un gol propio de un virtuoso al rematar de semivolea y colocar el balón en la misma escuadra para un sexto gol que fue ovacionado desde la grada. El toma y daca del último cuarto de partido pudo suponer más castigo para el equipo de Rubén de la Barrera, pero también mostró las hechuras de un equipo al que le faltó puntería, principalmente a un Gallar, principal referencia ofensiva y que se encontró una y otra vez con Kiko Casilla.