El Eibar puntuó por primera vez en su historia en el Santiago Bernabéu, empujando al Real Madrid a una crisis de resultados con cuatro empates consecutivos, tres de ellos en LaLiga. que provocan que ceda el liderato, sin el físico necesario para acabar agarrado a la épica y sin recursos para cambiar el 1-1.

Un gran Eibar, perfecto en lo táctico, con orden y descaro, salió con aire victorioso del Santiago Bernabéu ante un Real Madrid que ya no puede ocultar sus problemas. Añorando la figura de Luka Modric y el equilibrio de Casemiro, se adentra en su primer momento crítico de la temporada.

El arranque del Madrid se redujo al ímpetu de Bale en banda derecha. Encontró pasillo para explotar su punta de velocidad y su primer aviso acabó en el lateral de la red. El Eibar plantaba cara con personalidad. Una buena disposición y sin ningún complejo para adelantar líneas con presión alta. Se alió con la debilidad de la zaga rival para dar la sorpresa a los seis minutos.

El centro convertido en regalo de Pedro León encontró el desajuste de marcas y el salto en falso de Pepe antes de que Fran Rico conectase un testarazo que también cogió descolocado a Keylor Navas en su estreno liguero. Era un guión de partido repetido esta temporada en el Santiago Bernabéu.

Una vez más le tocaba al Real Madrid jugar con premura, buscar el gol por encima de la belleza en el juego. Atacaba únicamente por derecha hasta que Cristiano apareció por la izquierda, con mayor confianza física para encarar y explotar su cambio de ritmo. El centro lo cabeceó a la red Bale en el segundo palo para igualar de nuevo.

Llegaba el escenario en el que Zidane pedía eficacia para sentenciar los partidos. Pudo aprovechar la velocidad del duelo pero al Real Madrid le faltó confianza por la inestabilidad defensiva. Errores en marcas y en la salida de balón los aprovechaba Pedro León, omnipresente en un gran partido en la vuelta al Bernabéu, pero su derechazo potente lo sacó Keylor a córner

La posesión era blanca pero necesitaba una velocidad más para generar desequilibrio. La mejoría física de Cristiano no era acompañada por acierto rematador. Cerró el primer acto con un testarazo desviado a centro de Bale. Y en la reanudación tuvo un puñado de ocasiones en remates y una falta al borde del área.

Zidane buscó frescura con Morata por Benzema en el descanso y el canterano vio cómo le anulaban un gol por posición ilegal tras gran parada de Riesgo a un remate de Cristiano. Velocidad sin precisión marcaron la presencia del Madrid en los últimos metros. Con Isco sumándose a los intentos de Cristiano antes de dejar su sitio, sin aire por la falta de partidos, a Marco Asensio.

El poste repelió a la hora de partido un cabezazo de Bale, tras aprovechar la pasividad de Luna en la frontal del área, y el paso de minutos fue preparando todo para un nuevo final agónico en el que buscar el arrebato final, en esta ocasión sin el corazón de Sergio Ramos.

Con menos fuerza física que en ocasiones pasadas buscó sin éxito el gol el Real Madrid. Encontró un amigo en Dos Santos, que remató un córner en su portería con peligro para Riesgo, y ni hubo espacio para la épica. El duelo murió sin capacidad de reacción de un equipo que, cede el liderato, y encara el primer bache del curso.