Pablo Hernández volvió a ofrecer una actuación solvente, muy sólida y especialmente importante para aguantar apretando los dientes los momentos de mayor dominio por parte del Barcelona. Un esfuerzo máximo, como siempre sucede con el chileno de origen argentino, que daba por bueno lo tumefacto de su cuerpo. "El desgaste fue máximo. Los dolores vienen por algo. Lo más importante es que hemos logrado una victoria valiosísima", señala el Tucu.

Además de trabajo, el Tucu aportó un gol que en la lectura del encuentro parece providencial. Fue con el 3-2, cuando el Barcelona más apretaba a un Celta exhausto. El equipo intentó estirarse y subir la presión como en la primera mitad. Y ahí estaba Hernández, que marcaba a Jordi Alba y se fue a presionar a Ter Stegen cuando el lateral entregó el balón al portero. No solo interceptó el pase que el alemán intentó dar por encima de él, sino que acertó a dirigir el balón hacia las mallas. "Si no lo buscas, es difícil que pasen las cosas. Sabíamos que presionando podíamos robar el balón y salir a la contra. En ese momento me quedo para presionar al portero, que no pudiese jugar con mi marca, que era lo que trataba de evitar. Justo le encontré al balón y metí el frentazo para intentar meterlo", describe.

"Yo creo que los desconcierta un poco el gol", sostiene el céltico. "Ellos estaban pasando un buen momento. Nosotros hicimos un gran desgaste en la primera parte. Ellos se vinieron con todo tras el descanso, son grandes jugadores. Ese gol cambia un poco la situación y nos dio más aire. Pudimos manejar mejor el partido".