Alba Torrens se ha consagrado desde hace tiempo como la mejor jugadora europea. Ella ha liderado a la selección a sus cotas más altas: un título europeo, un subcampeonato olímpico y otro mundial. Y tanta gloria se edifica sobre las tres temporadas que militó de celeste, sus primeras como profesional.

"Llegué a Vigo siendo una niña. Paco, desde el primer día, ya me cuidó. Me acuerdo haber viajado con mis padres, conocimos a Paco y enseguida se mostró como era", narra. "Hay que agradecerle mucho todo lo que ha hecho por el baloncesto, pero sobre todo la manera en que lo ha hecho. Todo lo hacía de corazón. Desde ese primer día así fue. Siempre estaré agradecida. Yo tenía 17 años, estaba lejos de casa y Paco estaba allí".

Aquel Celta suyo ya no estaba para pelear por títulos que después ha cosechado a manos llenas en otros lares. Pero es una etapa inolvidable. "Fue mi primer equipo profesional. Tuve mucha suerte de estar en Vigo y en un club como el Celta, con Paco, con Miguel Méndez, con Carlos Colinas. Fue un momento importante en mi carrera por la forma en que me cuidaron dentro y fuera de la pista". Tan cómoda se sentía que aplazó durante una campaña su salto al Perfumerías Avenida: "Fue una decisión muy acertada. Los tres años me hicieron crecer como jugadora y como persona".

"Paco y yo siempre mantuvimos el contacto", confirma. Araújo, aunque ella se convirtiese en estrella, nunca dejó de llamarla Albita. "Para mí es un recuerdo muy especial. Sigues tu camino y tu carrera, pero nunca olvidas. Siempre le estaré agradecida, igual que a todas las personas del club. Solo puede valorarlos de diez en muchos sentidos".