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Celta

Incertidumbre absoluta en la portería

Berizzo no da pistas sobre Rubén y Sergio - El fichaje de otro guardameta, principal discrepancia entre técnico y club

Sergio Álvarez se lanza en busca de un balón en un entrenamiento en A Madroa. // Marcos Canosa

Sergio Álvarez y Rubén Blanco reinician su duelo por la titularidad en la portería céltica, de imposible predicción a dos semanas del debut liguero. Berizzo mide cada gesto, oculta preferencias y reparte amistosos. El técnico argentino podría incluso prolongar la rotación constante en la pareja que aplicó en el último tramo de la pasada temporada. Sobre ambos canteranos late esta vez otro elemento de incertidumbre: el deseo confeso y pertinaz de Berizzo de fichar un tercer arquero, de perfil experimentado. La directiva céltica, tan dispuesta a cumplirle otras peticiones, se muestra en esta más renuente. Es quizás el caso de mayor fricción o al menos disparidad de criterio. De concretarse la operación, sería un trío en discusión. Rubén Blanco pediría ser cedido.

Sergio Álvarez y Rubén Blanco llegan a este nuevo capítulo de su competencia desde caminos vitales y profesionales bien diferentes. Sergio acaba de cumplir 30 años. Al fútbol ha tenido que arrancarle a dentelladas cada conquista. Fue durante una década meritorio de Pinto, Falcón, Varas, Yoel... Siempre ha tenido que combatir sus teóricas limitaciones físicas ("si soy más bajo, saltaré más alto" es la frase que lo define) y estuvo muchas veces a punto de abandonar el Celta. En la temporada 2014-2015 logró la titularidad y el reconocimiento de un contrato hasta 2018.

Rubén, que tiene 21 años y contrato hasta 2020, ha sido señalado para el éxito desde su más tierna infancia. Joya de la cantera, internacional español, el club ha apostado por él desde hace años como guardameta de largo recorrido. Se ha diseñado un plan al respecto. La venta de Yoel al Valencia obedeció, en cierta medida, a esa confianza.

Ambos han competido realmente entre sí por la demarcación desde la temporada 2014-2015. Antes, Sergio había tenido esporádicas apariciones y Rubén, solo su glorioso estreno en la Liga 2012-2013, cuando contribuyó a la salvación en los dos últimos partidos, con Varas y Sergio lesionados. El mosense regresó después al filial y sólo se instaló en el vestuario profesional como inquilino de pleno derecho en 2014, tras la venta de Yoel.

Estas dos campañas jalean a Sergio, aunque con matices. El catoirense le ganó la partida la mosense en el verano de 2014 y lo aprovechó. Disputó los 38 partidos ligueros, con excelente rendimiento. Rubén pudo revertir la situación al comienzo de la siguiente temporada, con Sergio sancionado en el primer partido. Pero la visita al Levante, que pudo encumbrarlo, lo torpedeó: mala actuación y lesión. Sin embargo, también el desempeño de Sergio se volvió más irregular. Al final, Berizzo fue alternando a los dos en alineaciones coperas y ligueras durante los últimos meses de competición. De los amistosos en la actual pretemporada poco se puede colegir: Sergio y Rubén se repartieron tiempos ante Lugo y Valladolid; el catoirense jugó ante Nacional y Fiorentina; el mosense fue alineado en el derbi.

En el club siempre se ha percibido un enfoque de provisionalidad respecto a Sergio. Se confía en él más como hombre de la casa que como titular. Pero Rubén no acaba de cuajar ya. Berizzo ha establecido desde el inicio del mercado la necesidad de fichar un tercer portero. En público, el argentino se escuda en la mayor carga de trabajo que supone la disputa de la Liga Europa. Un argumento de discutible peso. En los últimos años, al tercer portero solo se le necesitó de forma puntual, en esos dos partidos de Blanco o en los escasos minutos que tuvo Néstor ante el Levante. Es un papel que puede desempeñar perfectamente Iván Villar, que hereda la ilusión canterana de Blanco, internacional y de brillante porvenir como éste.

De hecho, Blanco no aceptaría ser parte de un trío, más cuando el nuevo compañero sería un guardameta consolidado. Moyá era, por ejemplo, el preferido en la agenda celeste y aunque esté cerca de renovar por el Atlético, su perfil determina el planteamiento. A sabiendas de que el recién llegado aterrizaría con todo a su favor, Blanco pediría al club su cesión a otro equipo. Al mosense le abundan los pretendientes. A Sergio Álvarez, como tantas veces en su carrera, se le adjudicaría otra vez el rol de esforzado sustituto.

La situación está por resolverse. La dirección deportiva, que con tanta diligencia ha cubierto otras carencias, no se ha aplicado con el mismo entusiasmo en esta operación, al menos en lo que trasciende de sus maniobras. Y en las altas instancias no se considera un asunto prioritario. Mouriño sostenía hasta la pasada primavera que el Celta "no tendrá necesidad de fichar un portero durante años". En los últimos tiempos el presidente y el entrenador han sincronizado mejor sus discursos. Mouriño lo incluye entre las tareas pendientes y Berizzo admite que podría no haber fichaje debido a que "los recursos se ven limitados". El Celta, tan concreto en otras líneas, sostiene su larguero sobre interrogantes.

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