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El Porriño, de menos a más durante el partido, protege su quinta plaza en Valencia

Sara Gil y Sarai Sanmartín fueron los estiletes ofensivos ante el Canyamelar

El Balonmano Porriño defendió con sufrimiento en la cancha del Canyamelar su quinta posición liguera, que es el único objetivo competitivo que le queda en esta recta final de temporada una vez que el Alcobendas ha abierto un especio definitivo como cuarto. Las discípulas de Abel Estévez fueron de menos a más en la cancha del Canyamelar, en un partido en el que las defensas predominaron sobre los ataques.

Las porriñesas llegaban precisamente después de perder en casa con el Alcobendas, agotando así la última bala para subir posiciones. Y les costó arrancar. El Canyamelar, equipo de la zona media de la clasificación, especialmente peligroso como anfitrión, se repuso pronto del primer intento de escapada por parte de las gallegas. El encuentro se mantuvo igualado durante toda la primera mitad y las valencianas fueron capaces incluso de escaparse en la recta final de ese periodo gracias a su momento de mayor inspiración ofensiva.

Abel Estévez tuvo que agitar a sus jugadoras durante el descanso. Su arenga funcionó. El Porriño incrementó el ritmo, tanto en defensa como en ataque. En esta faceta se lucieron Sarai Sanmartín y especialmente Sara Gil, autora de ocho goles y un auténtico enigma que las defensoras del Canyamelar jamás fueron capaces de descifrar. Contra lo que pareció durante mucho tiempo, el Porriño pudo disfrutar de un final tranquilo.

El Zuazo sorprendió en Alcobendas (27-28) y se mantiene a un punto de las louriñesas. Las vascas recibirán precisamente al Canyamelar. Pero la quinta posición no se le debería escapar a las de Estévez, que podrán festejar otra brillante campaña en División de Honor si derrotan al asequible Granollers.

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