Ni una sola lágrima ha derramado el celtismo desde que hace un lustro su equipo quedó eliminado de los play-off de ascenso a Primera División ante el Granada, el mismo que ayer visitó Balaídos con el agua al cuello porque no le llegan los puntos para salvarse del descenso. Aquella derrota en la tanda de penaltis en Los Cármenes fue el último disgusto de una afición que ayer acudió al viejo estadio de Fragoso para acompañar a su equipo en la celebración del premio europeo, al que llega además con la etiqueta de "revelación de la Liga".

Y para sumarse al estado de euforia que vive el celtismo, el club puso de saldo las entradas para los acompañantes de los abonados -a cinco euros-, lo que ayudó a que el estadio presentase ayer una buena entrada, pues superaba los 18.000 espectadores..

El Celta estrenaba horario en una Liga en la que se ha convertido en la estrella de Televisión Española para la noche de los sábados. A pesar de jugarse el partido en lunes, la afición respondió a la llamada y disfrutó del juego de un equipo que mantiene invariable la apuesta de jogo bonito de Eduardo Berizzo.

Y si el equipo gana y divierte, los problemas que surgen durante la temporada se minimizan y se transforman en anécdotas, como el quedarse sin capitán a mitad de la travesía y responder a lo grande: eliminando al equipo que se llevó al futbolista de Vigo y que en estos momentos pelea por el título de Liga y por alcanzar la final de la Champions League. Casi nada.

Después de vivir situaciones extremas ante el Alavés o el Espanyol, el celtismo ha recuperado la alegría de vivir que tuvo en la etapa europea o cuando puntualmente alcanzaba ascensos o finales de Copa del Rey.

Si la marcha de Augusto Fernández supuso un contratiempo que se solucionó con urgencia, las noticias sobre la posible salida de Miguel Torrecilla hacia el Betis tampoco parecen preocupar. Es más, al todavía director deportivo del Celta lo despedía la gente que se cruzaba con él ayer en el aparcamiento de Tribuna. Ahora lo que preocupa es que el club acierte en la elección del sustituto, porque lo que más importa es que el equipo siga dando alegrías, como la de ganar al Granada y acercarse al cuarto puesto. Con la participación en la fase previa de la Liga Europa asegurada, el celtismo sueña con volver a saborear la Champions.

Con el estadio cantando el himno mientras aparecían los dos equipos en el campo, las pantallas de vídeo mostraban las imágenes del equipo celebrando el triunfo con los seguidores que animaron en Gijón.

La banda sonora de ayer comenzó, sin embargo, con los silbidos ante el comunicado de la LFP sobre las normas de comportamiento en los estadios. En Balaídos, las directrices de Tebas provocan enfado. En cambio, Guidetti se marchó al banquillo ovacionado y escuchando la canción con la que le identifica la afición. Y Aspas volvió a ser figura, como ante el Alavés y en el play-off frente al Granada. Balaídos entonó el himno, como despedida, con el equipo formando una piña y aplaudiendo desde el césped.