Cada pitido final empieza a sentirse en el Octavio como una campanada en el cementerio. Caras de luto en la cancha, rostros al borde del llanto. Y hasta Jabato traga saliva, en silencio, antes de analizar el encuentro: "En la primera parte hemos empezado muy bien, enchufados, haciendo buen balonmano. No estamos acostumbrados a enfrentarnos a un 5.1 y lo estábamos haciendo bien, generando situaciones claras. Bien es cierto que ellos tienen al mejor portero de la categoría y sería uno de los mejores si estuviera en Asobal. Eso ya lo sabíamos. Les hemos dado opciones a ellos, sobre todo con errores tontos nuestros". Se refiere a las tres exclusiones consecutivas, como "un silbato que no escuchamos, en el momento más difícil, cuando estaba Paul, que lleva poco tiempo y le cuesta adaptarse a lo que pedimos. Eso nos penaliza el doble. O por tocar a un extremo cuando no hay que tocarlo. Es lo que nos hace ir siempre a remolque. Desde que ha empezado este año estamos prácticamente en todos los partidos a remolque y así es complicado, ante un equipo que tiene muchísima veteranía y saber jugar a esto".

"El equipo ha luchado muchísimo", acepta, pero sin que le sirva de consuelo. "No es suficiente. Tenemos que dar mucho más, sobre todo en cosas que sabíamos, habíamos visto en los vídeos y trabajamos".

La clasificación no admite demasiados diagnósticos alternativos: "Está francamente difícil, lo más sencillo quizás sea rendirse... Hay que trabajar, ver hasta dónde llegamos. Esto es deporte y hay que seguir peleando hasta que haya vida. Está muy mal, hemos perdido en casa ante un rival al que queríamos acercanos. Tenemos que intentar mejorar y quitarnos esa ansiedad. No está siendo fácil".