Borja Fernández sufre esta semana una de esas situaciones extrañas que facilita el reglamento caduco y nada claro que rige el fútbol español. El joven mediocentro vigués, uno de los futbolistas con los que Berizzo iba a contar en el partido de mañana ante el Almería, verá el partido desde la grada por la sanción que pesa sobre él con el conjunto filial y por ese mismo motivo tampoco podrá jugar el domingo en Granada.

El vigués vio el domingo en Barreiro su quinta amarilla con el Celta B lo que le acarrea suspensión por acumulación de amonestaciones. Esa circunstancia le impedía jugar en Granada el domingo porque el castigo hay que cumplirlo en la siguiente jornada, independientemente de la categoría. Pero la sorpresa llega cuando se queda también fuera del partido de Copa de mañana. Según el Celta, Borja no puede volver a jugar hasta que cumpla la sanción con el filial, algo que sucederá el domingo. Y esa es la razón por la que se perderá dos partidos con el primer equipo. Una situación absurda a la que se enfrentan el Celta y el futbolista.

Berizzo admitía ayer que no jugaría en Copa por las dudas sobre dónde tiene que cumplir el castigo que le corresponde por las cinco amarillas. La Federación por lo visto tampoco lo aclara y el Celta, con el caso Cheryshev sobrevolando el ambiente, parece querer evitar cualquier problema. Por eso Borja pagará el doble de pena y será protagonista de una nueva injusticia en el fútbol español.