El Barcelona vivirá los dos próximos meses sin su santo y seña en el campo, Leo Messi, que el sábado cayó lesionado con una rotura del ligamento colateral interno de la rodilla izquierda que obligará a un grupo reducido de sus compañeros a dar un paso adelante sin dilación. Tras el encuentro, Luis Enrique, entrenador azulgrana, apuntó que no le va a cargar el muerto a nadie para que se eche el equipo a la espalda en ausencia del argentino, pero parece una obviedad que una serie de jugadores deberán crecer en autoridad y ponerse los galones.

Han vivido a la sombra de Messi, pero ahora les toca asumir más responsabilidad. Son sus dos socios de ataque, Neymar y Luis Suárez, y el capitán, Andrés Iniesta, quienes deben ponerse los galones y ejercer la autoridad que tenía el excapitán Xavi Hernández.

Sea cual sea su período de recuperación, la ausencia del jugador franquicia del Barcelona en el último quinquenio va a ser un camino minado para el Barça si los lugartenientes del argentino no dan un paso al frente.

El sábado, contra Las Palmas, Suárez respondió a las mil maravillas, ya que fue el autor de los dos goles (2-1) del triunfo azulgrana, pero Neymar volvió a firmar una pobre actuación, con un penalti fallado incluido.

El 'crack' brasileño ha sido el que más ha estado viviendo a la sombra de Messi, convirtiéndose casi en un asistente personal, cuando, en lugar de definir o crear, suele preferir la combinación o la asistencia al argentino para que éste se luzca.

Este fue, en realidad, un papel que asimiló rápidamente, después de haber conocido que otras estrellas en la misma disyuntiva no habían tenido un gran recorrido a la sombra de Messi. Neymar no tuvo ninguna duda de ponerse a trabajar para el argentino y de esta relación ha crecido una gran conexión, también con Luis Suárez, un ariete a la vieja usanza, que pasa a segundo plano cuando Messi pone la directa hacia la portería.

Ahora, sin la luz que los has guiado, Neymar y Suárez, con sus características y sus cualidades, no tienen más remedio que incrementar su rendimiento goleador.

Otra función le espera a Iniesta en el centro del campo, donde el equipo más sufre esta temporada y se manifiesta falta de recursos cuando el Barça padece en los embotellamientos en ataque o en las idas y venidas del balón que tanto tensan la defensa azulgrana.

Iniesta, más que nunca, necesita ser el cerebro de un Barça que requiere de un jugador que ponga orden en las acciones que nacen del centro del campo.

Mientras el Barça deberá resintonizarse sin Messi, el argentino acudió a la Ciudad Deportiva para iniciar la recuperación que le llevará a vivir el barcelonismo desde el graderío. Messi ya sabe lo que es estar tres meses sin jugar, como le pasó en las temporadas 2005-06 y 2006-07, cuando padeció una rotura del bíceps femoral de la pierna derecha y una rotura del quinto metatarsiano del pie izquierdo, respectivamente.