El reloj impuso su lógica en favor del gigante holandés Tom Dumoulin (Giant), quien cumplió el doble pronóstico de ganar la etapa y enfundarse el maillot rojo de líder, aunque no sentenció la carrera porque el italiano Fabio Aru se quedó a 3 segundos en la general. La Vuelta salió viva de Burgos.

Pasó un tornado por la Ciudad del Cid. La potencia de Dumoulin fue más convincente que la fe de Purito Rodríguez y Aru en la crono de 38,7 kilómetros que debía decidir la Vuelta. El sardo perdió 1.53 minutos, el catalán volvió a sucumbir ante las manecillas del reloj, a 3.06.

El repaso de "La mariposa de Maastricht" fue contundente, venció con un tiempo de 46.01 minutos, capaz de rodar en un circuito exigente a 50,4 kms/hora. Liquidó a toda la legión de escaladores, aquellos que le intentaron fundir en la montaña, menos a uno: Fabio Aru, quien a diferencia de Purito, sí ofreció una buena versión en una prueba poco propicia.

No se resolvió la Vuelta en Burgos, sino que salió con las máximas expectativas ante las tres etapas restantes. "La diferencia es pequeña, tres segundos no son nada y espera un auténtico espectáculo para los espectadores, no para mí, porque será difícil", dijo el nuevo líder.

Los intereses se acumulan y queda terreno. El Astana de Aru ya anuncia que quemará las naves para recuperar el maillot rojo, Purito, ahora tercero a 1.15, no está dispuesto a quedarse con la miel en los labios, con en aquel amargo 2012, y habló de "dar caña al holandés e intentar reventarlo".

Majka pasó al cuarto puesto de la general, pero quiere podio, y Movistar, con Valverde y Quintana se alejan a dos minutos sin tirar la toalla. "Me gusta ser combativo hasta cuando entreno. Voy a luchar hasta el final", dijo el murciano, tercero en la crono a 1.08 del vencedor, y por detrás del polaco Bodnar Maciej (Tinkoff), a 1.04.

La Vuelta sigue siendo cuestión de fe para los que persiguen, y de fuerza y confianza para el que defiende. Para Aru la hazaña depende de un pequeño detalle, por ejemplo un ataque cerca de meta que le diera unos segundos de bonificación. El sardo tiene a todo el Astana a sus servicio, Mikel Landa incluido, y puede tirar de estrategia.

Dumoulin sabe que será un náufrago por los puertos de Segovia, Ávila y, sobre todo, de Madrid. El Giant se concibió para buscar las etapas de Degenkolb, y el alemán no ha ganado aún. Nunca pensó el holandés en verse metido en este "lío". Pero también confía en sus fuerzas. Le basta con pegarse a sus rivales.

El "chico joven que pronto ganará grandes vueltas", como dijo Purito, o el ciclista "similar a Indurain", que juzgó Eusebio Unzue, técnico del Movistar, se lució en Burgos. Era un circuito que le encantaba, adaptado a sus condiciones. Desde el principio aclaró el debate a su favor. En el punto cronometrado del kilómetro 13 ya había endosado 1.11 minutos a Purito, 1 a Majka, 44 segundos a Aru, 41 a Quintana y 28 a Valverde. Grandes diferencias en el sector más favorable del recorrido para los escaladores.

El medallista de bronce del Mundial de Ponferrada 2014 siguió con su exhibición en el segundo punto intermedio y fue aumentando su renta. La emoción estuvo marcada en la llegada de Aru, el que menos tarde llegó. No hubo diferencias abismales, por suerte para la recta final de la Vuelta.

El "Miguelón" de Atapuerca, la joya arqueológica que adorna el Museo que explica la evolución humana, "observó" desde su vitrina al futuro "Miguelón" del pelotón internacional. Un chico que se subió por primera vez a la bicicleta con 15 años. Cuando dejó el balón de fútbol, su primera gran vocación, empezó a evolucionar como ciclista.