El alemán Andrè Greipel (Lotto Soudal) impuso su fuerza bruta para imponerse en la segunda etapa disputada entre Utrecht y Zelanda, en la que el viento condujo al liderato al suizo Cancellara y al batacazo a favoritos como Nibali o Quintana, que perdieron 1.28 sobre Contador y Froome, ilesos en la guerra de los abanicos que se desató en el último tramo de la jornada.

Se temía por el viento, la lluvia y las caídas camino del gran delta de Zelanda, el "País del mar", y con razón, porque no faltó de nada. La acción de Eolo y el agua sacudieron los cimientos del Tour a las primeras de cambio. La etapa para Greipel, "Espartaco" Cancellara salió de amarillo y se rompió la igualdad entre los favoritos.

Froome y Contador sacaron petróleo, y aún el británico le metió 4 segundos de propina al madrileño. Pero lo esencial fue que 1.28 minutos después llegaron derrotados los Nibali, Quintana, Valverde, Pinot, Peraud y "Purito". El catalán, que entró con el codo magullado, lo resumió todo: "Menudo desastre".

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Un palo que pudo ser aún mayor si el grupo de 25 hombres que manejaron la suerte de la etapa hubieran colaborado en mayor medida. Y es que delante se juntaron "maquinas" como Tony Martin, Cancellara y Rogers, campeones mundiales de contrarreloj, esprinters como Greipel y Cavendish, y los intereses de la general para Froome, Contador y Van Garderen.

En la general Rohan Dennis cedió el maillot amarillo a Cancellara, que se metió en la pelea con los grandes esprinters en busca de la bonificación que le permitiese desbancar a Tony Martin que ahora le sigue a 3 segundos y Tom Dumoulin a 6.

El líder del Sky toma el mando. Aventaja en 12 segundos a Contador, en 1.19 minutos a Pinot, 1.21 a Nibali, 1.34 a Valverde, 1.39 a Quintana y 2.12 a Purito. "Esto no ha hecho sino empezar", se consolaban los hombres del Movistar.

No decepcionó la etapa. Salida de Utrecht a 30 grados y llegada a Zelande a 18 con un trayecto desde la mitad de recorrido marcado por el viento y la lluvia.

A 90 de meta un gesto con la cabeza de Contador a Tossato fue el comienzo de una maniobra que hizo saltar las alarmas en el Movistar, ya que Valverde quedó cortado. Quintana, atento, se colocaba delante con Castroviejo.

Un segundo abanico, respaldado por el Sky volvieron a sacudir al gran grupo, y ya se vieron consecuencias importantes. Todos los grandes se descolgaron, menos Contador y Froome. Delante 25, y de los buenos.

Nibali, que pinchó, estuvo unos kilómetros intercalado entre el grupo de cabeza y el de Quintana, pero entendió que la unión debía lograr la fuerza necesaria para evitar una hecatombe. Astana y Movistar se juntaron en el empeño, pero no hubo forma de bajar del minuto, diferencia que aún fue mayor a medida que se acercaba la meta. La sangría acabó en poco menos de minuto y medio.