El CB Neptuno, denominado Atlético de Madrid en la Liga Asobal, ha confirmado su desaparición. A falta de notificación oficial, su plaza en la máxima categoría le corresponde al Academia Octavio en tanto que penúltimo clasificado de la pasada campaña. El club vigués se mantiene a la expectativa. La implosión del Atlético, como culmen del marasmo económico que sufre el balonmano español, multiplica las incógnitas y puede provocar una profunda reforma de sus estructuras.

El Atlético confirmó las informaciones del día anterior mediante una nota oficial en la que comunica su "decisión de no continuar en su actividad deportiva" debido a las "dificultades económicas" que atraviesa el club. "La falta de patrocinadores y apoyo logístico de las instituciones públicas, unido a la imposibilidad de que por parte de los altos directivos del club se puedan seguir realizando las aportaciones económicas necesarias que a fondo perdido se venían realizando, han hecho imposible la supervivencia del club", señala el escrito firmado por Domingo Díaz de Mera, presidente del CB Neptuno.

La Federación debería ahora trasladar al Octavio el ofrecimiento de ocupar la vacante colchonera. La notificación podría tardar dos días. El presidente académico, Javier Rodríguez, actuará con calma en tal caso. Pedirá que se le amplíe al 1 de agosto el plazo que concluye el 15 de julio para encontrar soporte financiero a cuotas y avales. Su entrenador, Quique Domínguez, advierte que la plantilla, a la que solo falta un extremo derecho, ha sido confeccionada pensando en División de Honor B, lo que auguraría una campaña complicada a nivel competitivo.

Son momentos de cautela, en todo caso. Los corrillos balonmanísticos arden en comentarios y elucubraciones. El Atlético ni siquiera ha comunicado oficialmente a la Federación su desaparición. No se descarta algún movimiento de última hora para forzar la supervivencia de la entidad, aunque parece improbable. Cuando el entrenador rojiblanco, Talant Dujshebaev, habla de los 1.700.000 euros necesarios para cubrir las deudas, los cifra en presente, como si aún tuviese margen de maniobra.

Pero la situación es incluso más compleja y afecta a todo el sistema organizativo de la primera división. La Federación no ha renovado el convenio por el que cede a Asobal la gestión de la categoría. A día de hoy solo diez equipos pertenecen a la patronal de clubes. Otros cuatro se han adherido a la rebeldía del Cangas. Se niegan a pagar los 50.000 euros de cuota (solo desembolsarían los 7.500 euros que corresponden a la Federación). Tampoco con este grupo se ha reunido el nuevo presidente de la Federación, Francisco Blázquez, como había prometido. Cunde la idea de que Blázquez planea demoler la Asobal. Entre tanto, a raíz del anuncio del Atlético, el Consejo Superior de Deportes ha convocado para hoy una "cumbre urgente" con todos los estamentos del balonmano español.

El Octavio se mantiene expectante. Demasiados cabos sueltos. La postura oficial, y sentida en verdad porque es mal general, proclama el dolor por la desaparición del Atlético. Y certifica la única realidad a día de hoy, en palabras de Javier Rodríguez: "Somos equipo de División de Honor B".