Manuel Pablo perdió ayer una ocasión inmejorable para estar callado o bien para ejercer la capitanía según el modelo clásico. Pues ni una cosa ni la otra. El lateral del Deportivo respondió a la investigación abierta sobre el Levante-Deportivo poniendo en marcha el ventilador y confesando sus sospechas sobre el triunfo de hace una semana del Celta en el Ciudad de Valencia. "Que la basura lo cubra todo" debió pensar el canario antes de aplicar la famosa técnica del calamar.

No dijo más. Manuel Pablo no explicó si le resultó más o menos sospechoso el penalti pitado por Muñiz Fernández, el rodillazo en la cara de David Navarro a Iago Aspas o el paradón de Varas en el tiempo de descuento. Desconocemos si el futbolista del Deportivo tiene un don para ver "más allá" o siente una desconocida pasión por la criminología que le lleva a extraer conclusiones de esta clase. Me temo que nunca lo sabremos.

Las declaraciones de Manuel Pablo podrían entenderse en un futbolista novato o con ganas de llamar la atención, pero no tienen sentido en quien lleva más de 15 años en el fútbol profesional. Él mejor que nadie sabe lo que vale la prudencia cuando se tratan asuntos tan graves como el apaño de partidos y ayer perdió una ocasión de demostrarlo. Si sabe algo, a la Fiscalía; y si le apasiona el mundo de la investigación, pues que vea CSI.