La visita del Celta al Bernabéu ha sido la historia de una triste renuncia, de la claudicación de un equipo que rechazó de salida la posibilidad de eliminar al Real Madrid y provocar una crisis de proporciones bíblicas en La Castellana donde todos sus inquilinos parecen vivir presa de un ataque de nervios. Pero el Celta fue incapaz de aprovechar ese estado demencial para incendiar el Bernabéu. En gran medida todo nació en la extraña alineación de Paco Herrera que dejó en el banquillo a Oubiña y Aspas -de largo sus dos jugadores con más peso en el juego del equipo- y confió el destino de la eliminatoria a gente como Vila, De Lucas o Park, cuyo nivel ahora mismo está muy lejos del de muchos de sus compañeros. El Celta, incapaz de construir nada, se vio desbordado por el empuje de Cristiano Ronaldo que sostuvo a su equipo con esa voracidad que no le da para superar a Messi, pero le convierten en un jugador extraordinario. La presencia de Aspas en el segundo tiempo demostró que el Celta, si quería, tenía argumentos para discutir el destino de la eliminatoria a este Real Madrid, tan demoledor como desorganizado. Pero en esta eliminatoria Herrera siempre ha parecido ir con el pie cambiado.

prioridades

Se entiende que Paco Herrera priorizara el partido del sábado en Cornellá contra el Espanyol, un rival directo por la permanencia. Perfecto. Para eso se le paga. Está para tomar esa clase de decisiones. Pero entonces, si la Copa es una cuestión menor ¿qué sentido tiene jugar la ida con los titulares? En Balaídos el Celta jugó convencido de que podría eliminar al Real Madrid. Ayer no. En el partido de vuelta se comportó como un equipo convencido de su negro destino, o como quien juega a la lotería con la frágil esperanza de llegar con vida a los minutos finales, que fue lo que sucedió en esta ocasión. Pero por el camino da la impresión de que, si pretendía superar la eliminatoria, desperdició mucho tiempo porque había enormes grietas en el Real Madrid que podían haber sido explotadas.

entra aspas

La prueba de que el Celta dejó en la caseta muchas de sus opciones de eliminar al Real Madrid está en el comportamiento del equipo en la última media hora de juego. Justo cuando entró en escena Iago Aspas. Ese tiempo fue la demostración del peso infinito que el futbolista tiene en estos momentos en el juego del equipo. Habla de su jerarquía, de su autoridad sobre los compañeros e incluso los rivales. Fue pisar el campo y Mourinho envió a Ramos al centro de la defensa convencido de que el de Moaña podía hacerle un destrozo a Carvalho y Varane (pareja de centrales en el arranque del segundo tiempo). Aspas cambió el partido, estiró al equipo, tiró desmarques que con Park no existían y generó un ataque de pánico que puso de manifiesto la debilidad mental en la que vive instalado el Real Madrid. Viendo a Aspas es imposible no creer que el partido, con él de salida, hubiera sido algo diferente. Y también es fácil de entender que sus compañeros, al escuchar que el tipo que marca las diferencias se queda en el banquillo, no jueguen con la intensidad ni la determinación de otras tardes. En un mundo ideal no debería ser así, pero la cabeza del deportista entiende determinados mensajes con claridad. Pisó el campo Iago y todos los que estaban a su alrededor crecieron. Eso es por algo.

sin oubiña

La ausencia de Oubiña -a quien se entiende que se dé descanso- fue imposible de solucinar por Herrera. El técnico tomó la decisión de situar a Vila en el eje del campo. El porriñés, reconvertido en central, lleva casi tres años sin jugar ahí y fue un futbolista del que casi no hubo noticias. Tampoco Alex López es el mismo sin el capitán. El partido dejó claro que en el mes de enero posiblemente llegue otro medio centro al equipo porque ¿qué hacemos si Oubiña agarra una gripe?

cristiano y casillas

El portugués devoró al Celta -y especialmente al fallón Sergio- con ese talento que tiene para competir y Casillas, impresionante cuando los vigueses amenazaron con levantar la eliminatoria. El meta demostró que su suplencia y el culebrón que existe alrededor de la decisión de relegarle tras Adán solo puede nacer en la mente de alguien que ha nacido para la bronca. El Celta apretó en esa carga final y se encontró con la mano salvadora del gigantesco portero internacional. Él sacó al Madrid y a Mourinho de un lío considerable.

hugo mallo

Con diferencia fue lo peor de la noche. Ver su rodilla resquebrajarse es una imagen trágica con la que el celtismo se fue a la cama. Habrá que esperar a lo que sucede hoy en las pruebas. Cruzamos los dedos. Jugador básico, en un estado de forma extraordinario y destinado a ser un lateral derecho. Se lesionó porque el fútbol es así de caprichoso. Herrera quiso proteger a Oubiña y Aspas. Al final la desgracia esperaba en otra zona del campo.