El Celta inicia la segunda vuelta a rebufo del ascenso directo con un incontestable triunfo en Montilivi en el que el equipo celeste recobra gran parte de las buenas sensaciones futbolísticas con que cerró el año. Tras dos partidos de poca sustancia frente a Córdoba y Nástic, con mejores noticias en el resultado que en el juego, deja ver de nuevo el grupo de Herrera indicios de estar capacitado para retornar a Primera División por la vía directa. Tales señales fueron ayer evidentes: un once rápidamente reconocible –alterado apenas por la presencia de Insa por Álex López– con un sistema definido y un plan claro de juego, excepcional rigor defensivo –un gol encajado en siete partidos– y un variado catálogo de recursos ofensivos y de banquillo que han hecho del Celta uno de los conjuntos con mayor potencial goleador del torneo.

A diferencia del pasado curso, en el que el equipo arrancó en tromba y fue perdiendo energía en la segunda vuelta hasta casi comprometer su participación en la play-off de ascenso, el actual Celta ha ido de menos a más y parece más compensado, más experimentado y mejor armado que hace un año. Le ayuda el excelente rendimiento que le han proporcionado los nuevos refuerzos, particularmente Oier y Orellana, pero también Bermejo y, en menor medida, Insa; la omnipresente figura de Oubiña, que proporciona al medio campo un equilibrio y sentido del que el pasado curso carecía, y el crecimiento que ha experimentado gente de la casa que la pasada temporada entró poco o muy poco en los planes del técnico y que ahora mismo parecen casi imprescindibles o tienen un notable peso entrando desde el banquillo. Entre los primeros se encuentran Túñéz y Yoel; Joan Tomás y Toni, la última gran revelación, figuran entre los segundos.

prosigue la racha

Montilivi ha sido históricamente un campo asequible para el Celta, pues los celestes no conocen la derrota desde la campaña 1935-36 y suman, con el de ayer, dos triunfos y otros tantos empates. Estadística al margen, lo verdaderamente importante es que el grupo de Herrera acumula siete jornadas sin perder con un solo gol en contra y un gratificante balance de cinco victorias y dos empates (ambos en campos tan complicados como Santo Domingo y el Nuevo Arcángel). La defensa, con Túñez y Oier como indiscutible pareja de centrales y Mallo y Lago en los costados, ha brillado últimamente a una altura impresionante y el equipo tiene recursos ofensivos que le permiten generalmente (la excepción fue el partido contra el Córdoba) generar en cada partido media docena de ocasiones claras de gol.

La hora de yoel

A principio de temporada existían bastantes dudas sobre la capacidad del principiante Yoel para suplir a un cancerbero de tan contrastada calidad y dominio del oficio como Ismael Falcón. La opinión generalizada (y el chico contribuyó a ello con un inicio de Liga un tanto titubeante) es que el Celta había perdido solvencia con cambio. Pero Yoel se ha empeñado en contradecir esta tesis. Tanto es así que discute el Zamora a Falcón –les separan apenas un par de goles– y pulveriza récords en el Celta a medida que avanzan las jornadas. La pasada jornada cayó el registro de imbatibilidad de José Manuel Pinto y ayer superó el de Richard Dutruel. El próximo sábado, en Balaídos frente al Murcia, tendrá a tiro el del Pablo Cavallero. El canterano, no obstante, está lejos aún del registro histórico establecido por El Loco Fenoy en Segunda División (687minutos) y parece casi imposible que iguale el logrado por Capó en Segunda B en la temporada 1980-81 (794).

un gol de estrategia

El Celta de Paco Herrera no se ha distinguido demasiado por el aprovechamiento de la estrategia ofensiva. Los goles a balón parado, como el conseguido ayer por Andrés Túñez, suelen ser, por escasos, noticia. La última vez que el Celta marcó a balón parado fue hace cuatro jornadas, frente al Alcoyano en el campo de El Collao, gracias a un autogol de Miki propiciado por Bermejo. Ayer, el central celeste, se anticipó con gran inteligencia a la defensa y el portero del Girona para remachar sin piedad a la red un atemperado centro de Aspas.

El hecho de haber marcado a balón parado no desmerece sin embargo el rendimiento ofensivo del Celta en Montilivi, pues el cuadro celeste, especialmente en el segundo tiempo, fue capaz de generar una abundante caudal de ocasiones de gol, gracias a la movilidad de Orellana y la versatilidad de Toni, que firmó desde el banquillo media hora para enmarcar.