La tensión y los nervios comienzan a hacer mella en la plantilla del Pontevedra. El miércoles, Alejandro Vázquez sufrió una taquicardia en la sesión celebrada en el campo de A Seca, de Poio, mientras que ayer Iban Espadas y Gerardo se enzarzaron en una pelea durante el entrenamiento celebrado en Ribadumia.

La intensidad de los entrenamientos y las ganas de todos los jugadores de hacerse con un sitio en el once inicial fueron la causa de que ambos futbolistas tuviesen que ser separados por Orlando Gutiérrez y Santi Amaro, que eran los que estaban más cerca, para que no llegasen a las manos.

Cuando ya estaba a punto de finalizar la sesión, Pablo Alfaro ordenó una serie de partidos en un espacio muy reducido y formó tres equipos diferentes. De uno de ellos formaban parte Gerardo e Iban Espadas, y en un momento dado, tras no cederle un balón Gerardo, el delantero le recriminó la acción y discutieron sobre el terreno de juego. Más tarde, cuando estaban dispuestos para hacer unos ejercicios en el suelo, comenzaron a discutir, momento en el que Espadas se levanta y se encara con el asturiano. Fueron unos minutos de tensión, que cortó rápidamente Pablo Alfaro al llamarlos a un lado y después de conversar con ambos logró que se dieran un abrazo y la mano.

El entrenamiento siguió su marcha normal y tras los ejercicios de estiramientos, Alfaro reunió a todo al plantel y provocó que sus compañeros les mantearan lanzándolos al aire. Fue una clara demostración de que el grupo está muy unido y que lo sucedido entre Espadas y Gerardo fue fruto de los nervios y de las excesivas ganas que ponen los jugadores durante los entrenamientos. El extremo se quedó fuera de la lista de convocados el pasado domingo y la posibilidad de volver a entrar en el equipo ante la sanción de Charles hace que se emplee a fondo en todas sus acciones.

El lado positivo de la sesión de ayer en Ribadumia fue la presencia de Igor de Souza. El brasileño se empleó con todas las ganas mientras estuvo en el campo y tanto él como el resto de delanteros tuvieron que afrontar un trabajo extra de disparos a portería, en la que demostró que puede llegar al partido de Alcorcón en las mejores condiciones. Alfaro, además de esta faceta, hizo trabajar mucho a sus hombres en los despejes y remates de cabeza, para contrarrestar el poderío por arriba de los jugadores del cuadro madrileño.