A los 30 años, una edad en la que muchos deportistas piensan en el retiro, el español Iván Raña, ex campeón mundial de triatlón, ha decidido quemar las naves y empezar de cero con la meta de brillar como ciclista profesional.

"Este año es para aprender, estoy en desventaja porque no domino cosas que los ciclistas saben desde niños, pero poco a poco me acomodo", dijo a Efe Raña, quien compite en la vuelta a Chihuahua con el equipo Xacobeo de Galicia.

Se trata de uno mejores deportistas españoles de los dos anteriores ciclos olímpicos, con el título mundial de triatlón en Cancún en el año 2002 y dos cetros de Europa, ese año y en 2003, además de quintos lugares en los Juegos Olímpicos de Sydney-2000 y Pekín-2008. Sin embargo ha dejado todo para hacer caso al corazón.

"He cambiado de deporte para cumplir un sueño de toda la vida; después de la vuelta, negociaré con mi equipo y vamos a ver si sirvo para esto. Si no, siempre tendré la oportunidad de preparar el ciclo olímpico de triatlón", asegura.

Para Raña el inició de su aventura no pudo ser peor; en su primer día como profesional en la etapa inicial de la Vuelta a Mallorca se cayó y sufrió una luxación de clavícula. Un pesimista lo hubiera interpretado como una señal para poner los pies en la tierra, pero no fue su caso y apenas sanó, continuó en lo suyo.

"Soy un poco inexperto, pero aquello fue casual, aunque sin dudas significó un 'batacazo' por ocurrir el primer día", dice.

David García, segundo hombre del equipo Xacobeo, reconoce que Raña necesita tiempo para adaptarse, sin embargo no duda de que con trabajo triunfará como ciclista profesional porque tiene las condiciones cardiovasculares y la experiencia del atleta que llegó a campeón mundial, no importa si fue en otra disciplina.

"En lo que va de temporada ha mejorado muchísimo y seguro el próximo año tendrá muchos mejores resultados", apuesta García, el mejor hombre del Xacobeo en la clasificación individual del certamen de Chihuahua, al aparecer décimo cuando faltan cuatro etapas.

La historia de Raña es la del típico deportista romántico en vías de extinción; de chico adoraba el ciclismo, correr y nadar y al saber que el triatlón reunía esos tres deportes, firmó sin pensarlo y enseguida sobresalió.

Sin embargo siempre se tomaba tiempo para competir en alguna prueba de ruta de ciclismo aficionado y así calmaba las ganas hasta que la idea de hacerse profesional empezó a no dejarlo dormir.

"Esto es como aprender una profesión nueva, la manera de correr es difícil, con una forma particular de rodar sin desgaste diferente a la manera de correr si hay escapados. Hay muchas cosas que estoy empezando a descubrir a los 30 años", asegura.

A pesar de que se ha tomado el reto con humildad, Iván no se siente menos y lo demostró ayer en la segunda etapa de Chihauhua, norte de México, al entrar a sólo 15 segundos del líder Javier Benítez.

"Me sentí fuerte, me encuentro mejor de lo que creía y esas son buenas señales", dice con una sencillez de quien ha aceptado pagar derecho de piso como todo principiante, más confía en sí mismo.

En las agotadoras pruebas de triatlón, Iván Raña aprendió a ser paciente y ahora va paso a paso. Ya aprendió a superar el estrés de la competencia, en Chihuahua entró a la fase de formarse una personalidad y más adelante llegará el momento de otras cosas metas.

"No sé si me da tiempo para competir en el Tour de Francia. Yo sólo quería correr, pero si llego a colocarme bien en la Vuelta a España, no estaría nada mal", dice con la ingenuidad del niño que aprende a leer, ilusionado con un día alcanzar el sueño de ser doctor, o quizás un buen escritor.