La saga de los Aspas no se agota. La estelar aparición de Iago en el último partido del Celta es otra de las perlas de una familia de futbolistas con nombres como Jonathan, Aitor, Cristobal o Urbe.

Primero fue Urbelino, un portero que llegó a jugar varias temporadas en Tercera División, aunque cortó su carrera por motivos laborales.

El fue el "maestro" de Jonathan, hasta ahora el hermano con mejor currículum.

"Es con el que más me identifico y el que más me enseñó", recuerda Jonathan, que con 16 años logró el título de campeón de Europa con la selección española en la República Checa y, tras nueve años en el filial del Celta, en 2003 Miguel Ángel Lotina le dio la oportunidad de debutar en Balaídos ante el Athlétic de Bilbao.

Aguantó cuatro temporadas en el primer equipo, con el que llegó a disputar la Liga de Campeones y la Copa de la UEFA.

La destitución de Fernando Vázquez y la llegada de Hristo Stoichkov provocaron que el club no le renovara su contrato, pese a ser uno de los máximos exponentes de la cantera.

Tuvo ofertas de la Segunda División española, aunque prefirió la aventura italiana. Se fue al Piacenza de la serie B, equipo en el que ya lleva dos campañas. El próximo 30 de junio finaliza contrato y, aunque la dirección deportiva le ha ofrecido la renovación, es muy probable que regrese a nuestro país.

Ahora, un nuevo Aspas ha acaparado las portadas de los periódicos gallegos. Iago es el pequeño de la familia. "El más revoltoso", reconocen sus cercanos y también el de más calidad, que el próximo mes de agosto cumplirá 22 años.

En su estreno con el primer equipo del Celta en Balaídos apenas se le vio nervioso. Jugó poco más de medio hora, tiempo suficiente para demostrar su desparpajo y calidad. Dos goles suyos le dieron al Celta la permanencia en la Segunda División.

Ahora el moañés espera que su actuación sirva para que la próxima temporada tenga una plaza en el primer equipo. No quiere que todo sea flor de un día y, por eso, ya se encargó de recordar que dará "mucha guerra" para quedarse entre los 25 elegidos.

Pero la pasión por el fútbol no se queda ahí. Su tío Cristobal Juncal, de 28 años, ya es un clásico de la Segunda División B después de militar en el Celta B, Zamora, Gramanet o Cultural Leonesa.

Mientras, un primo suyo, Aitor Aspas, empieza a destacar en las categorias inferiores del Valencia, a donde llegó procedente de la cadete del Celta.

Algunos de los grandes de España ya intentaron ficharlo el pasado verano, aunque el prefirió continuar un año en tierras levantinas.

Quizás dentro de poco él siga los pasos de sus primos Jonathan e Iago y logre acaparar la atención de los medios de comunicación, aunque de momento en la familia prefieren vivir el presente: la "perla" de la casa acaba de explotar.

Moaña, un pueblo de apenas 20.000 habitantes, siempre se ha caracterizado por ser uno de los viveros del fútbol gallego.

De ahí salieron futbolistas que llegaron a jugar en Primera División como los hermanos Santomé, Manolo Tomé o Mauro García Juncal. Esta semana Iago Aspas ya es el nuevo héroe de Moaña, una localidad en la que el celtismo se vive con especial pasión