Acaban de verse las caras en la Copa y mañana afrontan un duelo de calado porque el ganador podrá asomarse al ascenso. Celta y Real Sociedad vuelven a coincidir en Segunda en unas circunstancias casi idénticas: están en alza deportivamente pero con la soga al cuello por las deudas, que le obligan a someterse a un proceso concursal. Y es que los dos clubes parecen siameses desde que el 15 de junio de 2003 celebraron una cita histórica en Balaídos. Ese día,_los célticos se jugaban la clasificación para la Champions y los blanquiazules, el título de Liga. Ganaron los de Vigo (3-2) y desbarataron el sueño donostiarra. Después de disfrutar de la Liga de Campeones, ambos coincidieron en junio de 2006 despidiéndose de Primera.

Imbatidos el último mes

Celta y Real Sociedad se reencuentran tras cerrar el mejor mes de esta campaña, que les ha permitido situarse a las puertas del ascenso, en la novena y la octava posición, respectivamente. Los célticos sumaron 10 puntos en las últimas cuatro jornadas, tras obtener tres victorias (Salamanca, Córdoba y Levante) y un empate (Rayo); mientras que los blanquiazules acumulan ocho puntos en el mismo periodo después de ganar al Nástic y al Huesca , e igualar con el Eibar y el Tenerife. Se unen así al Xerez y al Elche como los mejores de noviembre en la categoría de plata.

Última referencia

El pasado 8 de octubre, vigueses y donostiarras disputaron la tercera ronda de la Copa del Rey. El encuentro se saldó con victoria céltica (2-0) sobre un rival muy desanimado por problemas internos. _De ahí que en el vestuario céltico recalquen ahora que de nada vale como referencia ese partido con el de mañana. Aun así, la Real muestra mayor debilidad en Liga cuando juega fuera, todo lo contrario que su oponente. El Celta conquistó ocho puntos en Balaídos frente a los doce de la Real en Anoeta; mientras que los célticos suman diez fuera por siete de los realistas.

Tablas en victorias

Si de Balaídos sale un ganador, éste se situará al borde de los puestos de ascenso. Los celestes están ahora a cuatro puntos del tercer clasificado (el Zaragoza, con 22 puntos) y los blanquiazules, a tres. Para uno de los dos supondría encadenar el segundo triunfo consecutivo, aunque los vigueses repetirían este éxito tras vencer al Salamanca y al Córdoba. También se rompería el empate que mantienen en número de victorias ligueras: cuatro cada uno.

Caída vertiginosa

Desde que los dos equipos se cruzaron hace un lustro en el coliseo vigués buscando objetivos tan importantes como la Champions o el _título de Liga, su camino comenzó a trazar una caída vertiginosa que les condujo a Segunda; en el caso de los célticos, por partida doble. Tras la experiencia en la máxima competición continental, los dos equipos se pusieron a los pies de un torbellino que provocó profundas transformaciones tanto deportivas como administrativas.

Pasarela de técnicos

Tras los sesenta y cinco meses transcurridos desde entonces, los dos banquillos se han convertido en una pasarela de técnicos. En este capítulo lleva una ligera ventaja el Celta, pues acumula un total de nueve entrenadores por ocho de los realistas. Lotina, que dirigió al club vigués a su mayor éxito deportivo en la campaña 2002-2003, vivió tres años después el reverso al ser uno de los preparadores que condujeron a los donostiarras a Segunda División.

Pasarela de técnicos

El fracaso deportivo acarreó cambios en la dirección de los consejos de administración, que cambiaron de manos. En el caso del conjunto guipuzcoano, fueron mucho más acentuados. Hasta cinco presidentes ostentaron el cargo en el último lustro en el equipo donostiarra. En Plaza de España sólo se ha producido un relevo: Carlos Mouriño por Horacio Gómez, que en aquel señalado encuentro de junio de 2003 fue el anfitrión de José Luis Astiazarán, a quien después reemplazarían Fuentes, María de la Peña, Larrazábal y Badiola.

Coincidencia concursal

Célticos y blanquiazules, que parecen almas gemelas últimamente, se vieron obligados el pasado verano a acogerse a la Ley Concursal. El intento fallido de ascender a Primera les obligó a recurrir a la suspensión de pagos para afrontar una deuda que en Vigo se estimó en 68 millones de euros brutos, mientras que en San Sebastián alcanzó los 37,4 millones.