El Real Club Celta tiene 12.409 abonados. Es la cifra oficial y definitiva, al menos hasta diciembre, al cierre de la campaña de captación y renovación de abonos de temporada. Es el peor dato de las dos últimas décadas, aunque en Praza de España se valora con satisfacción moderada. La combinación de los malos resultados futbolísticos con el azote de la crisis económica ensombrecieron las previsiones del departamento comercial, que llegó a temer por la frontera de los 10.000. El club se marca ahora como objetivo que esa masa social acuda en mayor porcentaje al campo que en estas primeras jornadas ligueras.

El Celta, en números globales, ha perdido 1.674 abonados en el cambio de ejercicio, de los 14.083 de la pasada temporada a laos 12.409 de la actual. 2.735 aficionados se han dado de baja en los listas celestes, a cambio de sólo 1.003 altas. Pero en la sede céltica eligen una lectura positiva, que compendia la directora de marketing, Marian Mouriño: "Seguimos contando con un gran respaldo de abonados. La gente está pagando un carnet con lo que ello supone en los tiempos que corren. Estamos satisfechos".

"Pudo ser peor", es el mensaje que subyace. El Celta jugaba a su favor con la renovación del proyecto y con una pretemporada optimista. Débiles argumentos que oponer al desgaste de un nuevo año en Segunda y a un terrible arranque liguero, con tres derrotas. A lo que se añade el contexto de una crisis que cada día ofrece nuevas amenazas de paro, quiebras empresariales y recesión en el horizonte de 2009. Eso fue deteriorando las perspectivas. "Empezamos con un objetivo de continuar con los 14.000 del año pasado, pero el inicio de Liga y todas las noticias sobre la crisis supusieron un freno muy grande", analiza Marian Mouriño. "Llegamos a dudar de alcanzar una cifra positiva, que siempre serían más de 10.000. Al final empiezas a ver que se empieza a animar la cosa, que dejas de perder partidos y hay aspectos con los que la gente se identifica. No ha sido una desbandada. La afición sigue ahí".

Lejos, más en la sensación que en el calendario, queda la campaña 2000-2001, en la que el club batió sus registros (20.500 abonados). Aquel equipo se codeaba con los poderosos; éste compite en esa inmensa clase media que es Segunda. Su grandeza histórica le alcanza para superar la media de la categoría, aunque esté lejos de los 22.000 abonados de la Real Sociedad y también Zaragoza y Murcia lo superen.

Con todo, 12.400 abonados darían para vestir Balaídos con decencia. Sin embargo, las gradas arrojan descarnadas entradas medias de 6.000 espectadores. Incluso descontando carnés de raro empleo, el absentismo se antoja brutal y solucionarlo "es el objetivo claro a trabajar. Para nuestra ciudad y sus alrededores, el Celta siempre ha tenido una masa social pequeña. Nos ha costado muchísimo pasar de los 20.000 incluso en épocas gloriosas. En Segunda, 12.500 es una cifra aceptable. Pero nuestro caballo de batalla es que la gente se enganche. Ya no sólo que apoye al Celta desde diferentes carnés, sino que vaya al campo y disfrute. Y ahí cuenta mucho darle espectáculo".