Fue la pieza fundamental del empate del Celta, en un partido que pudo tener otro desenlace, pero Esteban se encargó de reescribirlo a favor de su equipo. Si la semana pasada fue el artífice del punto obtenido en Motril, ayer fue la pieza clave para que Menéndez se mantenga invicto como entrenador celeste. En ambos compromisos, Esteban demostró que su especialidad bajo los palos son los penaltis. Aguanta hasta la última décima de segundo para adivinar el disparo. Su frialdad descompone a los lanzadores, aunque enfrente aparezcan los principales artilleros de la división. En la jornada pasada le detuvo la pena máxima a Luque y ayer, a Nino. Más no se puede pedir, en una semana en la que el Celta despidió a su último Trofeo Zamora, Pinto, que en los dos próximos años jugará en el Barça.

Inicio espectacular n Nada más comenzar el partido, Esteban supo que tendría una buena tarde. En el primer ataque del Tenerife, sacó una mano prodigiosa para despejar un tiro a bocajarro de Santos a dos metros de distancia, al estilo Barrufet. Poco después, Perera abría el marcador para el Celta.

Intimidación n Con sus aciertos desde los once metros, Esteban intimida a cualquier goleador. La víctima de ayer fue Nino, que todavía aspira al pichichi. Un minuto después, Núñez protagonizaba la jugada del partido con una galopada por la izquierda para anotar el segundo gol del Celta. Pena que Santos y Nino se cobraron después la revancha.