"Me da rabia darle invitaciones para los partidos de la cantera a los ojeadores de la NBA", dice con buen tino Alberto Herreros, responsable del Real Madrid. "El baloncesto europeo se está empobreciendo", advierte Corbalán ante la fuga de talentos hacia América. Es el reverso oscuro de esta apasionante época. España ya ha situado a tres de sus estrellas en la liga estadounidense, Y prometen ser más la próxima temporada. La ACB será la principal víctima de tanta mudanza.

Europa era hace bien poco una especie de territorio "bárbaro" en su concepción romana. Más allá del "limes" se jugaba a un baloncesto arcaico, que apenas podía plantarle cara a sus selecciones universitarias. Este esquema mental se derrumbó. Las diferencias en los Juegos y los Mundiales se fueron reduciendo hasta la debacle de Indiana. Ya no era el viejo bloque soviético el impertinente, sino una miriada de exóticos países.

Pero Stern y compañía no se quedaron demasiado tiempo doliéndose. Se percataron de que en el extranjero disponían del material que sus viveros les proporcionaban ahora a cuentagotas. Lo que además mejora la expansión de su producto por otros mercados. La internacionalización de la NBA ha sido una tendencia tan natural como crematística.

Lejos quedan los viejos tiempos en que un jugador europeo tenía que ser una figura consagrada para atraer la atención de las franquicias. Ya ni siquiera es necesario un periodo de transición en el baloncesto universitario si uno pretende llegar joven a la liga. La NBA envía a sus "scouts" a los lugares más recónditos del mundo a descubrir valores. Como en el caso de Yi Jianlian, el chino al que los pronósticos sitúan en el número 8 del "draft".

El "draft". Esa es la clave de todo, un corsé y a la vez un sistema de elección que fomenta la igualdad del torneo. Los peores podrán disponer de mejores jugadores o al menos negociar con esta posibilidad. Cuando concluya la temporada, se conocerá el orden de las selecciones del puesto 15 al 60. Para los primeros se producirá la "lotería de mayo", a la que Memphis, por ejemplo, acudirá con más papeletas que el resto si mantiene sus lamentables registros.

El jugador debe dar el primer paso al declararse elegible. Eso no implica su fichaje efectivo. Los Washington Wizards poseen los derechos de Navarro y en Orlando todavía se están preguntando por qué Fran Vázquez prefirió firmar con Akasvayu. Si algún día se deciden a dar el salto, será hacia esos equipos o al destino que estos escojan mediante otros intercambios.

El tema contractual constriñe la libertad de los jugadores. Las franquicias no pueden pagar más de 300.000 dólares por un traspaso. Las cláusulas de los equipos europeos suelen ser mayores. Es la forma de protegerse de la NBA. Si un jugador quiere forzar su marcha, debe rascarse su bolsillo.

Y es quizá lo que deban hacer Rudy Fernández y Marc Gasol. Los analistas los sitúan en primera ronda del "draft", concretamente en los puestos 19 (si fuese así, Rudy se iría a los Lakers) y 20 (Marc Gasol, a Charlotte). Cabezas y Reyes no figuran en esa quiniela de la primera ronda, aunque tendrían sitio como especialistas. Splitter, del TAU, aparece en el 24. Hay franceses, serbios, bosnios... La globalización.

Pepu Hernández se tira seguramente de los pelos. No ya por las tradicionales dificultades que se ponen a los jugadores para cumplir sus compromisos nacionales. La NBA puede ser una tumba, incluso contra las perspectivas más felices. Spanoulis, posiblemente la mayor amenaza ofensiva de Grecia, apenas ha disputado 29 partidos y con ocho tristes minutos por encuentro con los Rockets.

Ni siquiera un puesto alto en el "draft" garantiza el éxito. Baste recordar que el fracasado Sam Bowie le quitó el número 2 en 1984 a Michael Jordan (el 1 fue Olajuwon). Este año todo el mundo suspira por el pívot Greg Oden y el universal Kevin Durant, que aún no han anunciado si se declararán elegibles. Puede que sean compañeros de generación de algún que otro español. Eso que gana la NBA. Más audiencias para Digital Plus. Terrible perspectiva para la Liga ACB.