Última jornada de la temporada 92-93. El Celta se juega la permanencia. Un hincha celeste, al que el cumpleaños de su hijo ha impedido ir al estadio, vive los últimos diez minutos asido al transistor. Comparte su angustia con otro seguidor. Drama, carcajadas, amor a lo celeste como sustancia.

Ese partido nunca existió (el Celta, aquel año, quedó undécimo). Sólo se ha disputado en la imaginación de Alejandro Marzoa, vigués licenciado en la Escuela de Cine de Barcelona. "Temporada 92-93" es su trabajo de fin de carrera, un cortometraje seleccionado por 19 festivales y que ha sumado diez premios. Los últimos, Premio del Jurado y del Público en el certamen Curt Ficcions, organizado por la cadena Yelmo Cineplex, que esta semana lo ofrecerá en su complejo de Vigo, antes de "El último show". La película póstuma de Robert Altman. "No está mal", reconoce Marzoa. Canal Plus ha adquirido los derechos televisivos.

El joven cineasta (28 años) ya había dirigido otro cortometraje, "Lenguado Meniere". Como temática de su segunda cinta pensó "en el celtismo que sufre, en su pasión. De ahí me vino la inspiración".

Todo cortometraje es de construcción delicada. Aúna esfuerzos, favores y empeños literales. En éste embarcó a compañeros de promoción, "algunos aragoneses y catalanes". El tema no sorprendió: "Después de cuatro años, todos saben lo pesado que soy con el Celta".

Faltaba los actores. Se fue a por dos de prestigio, Carlos Blanco y Miguel de Lira. "No me costó demasiado convencerlos. Son gente estupenda, grandes profesionales". La agenda se lo permitió. También el corazón. De Lira "pasa más del fútbol". Blanco "es del Barça y del Celta. Lo primero, porque cuando era pequeño en Arousa había que ser de algún equipo ganador. Pero siempre simpatizó con el Celta. El cortometraje se rodó con el equipo en Segunda. Cuando Carlos y yo nos llamábamos para hablar del guión y otras cosas siempre comentábamos el último partido".

Tuvo otras colaboraciones. Paco González y Pepe Domingo Castaño, de la SER, pusieron sus voces a la ficticia retransmión y de "forma desinteresada". Cosa valorable en Castaño, deportivista de pro. "No sé si le costaría mucho. Se lo propuse a través de Jorge Hevia, el productor de Carrusel Deportivo".

¿Por qué inventarse un drama en la Liga 92-93 cuando el Celta ha vivido tantos reales? "Cuando era niño, en el equipo jugaba la generación de Gudelj, Vicente, Patxi Salinas... Me gustaban. Por eso me inventé ese partido y contra el Sporting, otro clásico olvidado".

El corto se exhibirá en otras ciudades, entre ellas A Coruña. Se iguala un poco la batalla cinematográfica, en la que el Deportivo llevaba ventaja incluso contra natura por la filiación de los protagonistas: Manquiña, convertido en un guardia civil deportivista por Bajo Ulloa en "Airbag"; Luis Tosar, también blanquiazul en "Galatasaray-Depor", producida por Antón Reixa. Marzoa prepara nuevos proyectos, el sueño de un largo, y "aunque no vaya de fútbol, alguna referencia al Celta meteré".

Quién sabe si algún día recogerá el oso de Berlín vestido de celeste o concluirá su breve discurso en los Oscar con "coma sempre, o de sempre". Lo que le vale es haber retratado eso que siente y que en Balaídos a veces se olvida: "Como celtista, me he llevado más disgustos que alegrías. El sufrimiento va implícito en ser de este equipo y es lo que nos hace fuertes". Aunque mejor si la actual Liga termina como su cortometraje: "El Celta logra la permanencia. Final feliz".