Giovanella pastorea la plantilla. Desde el descenso, la directiva está obsesionada con tener un vestuario sano, capaz de sobrevivir a las tormentas del fútbol. Por eso tienen muy en cuenta la personalidad de los jugadores que fichan y por eso han encomendado a los veteranos, como el brasileño, que ayuden a conservar el buen clima de la pasada campaña.

"La ilusión es enorme. Hemos vuelto a Primera. Para los que llevamos muchos años en el club era un deber", dice Giovanella. "El club está haciendo buenos fichajes y confeccionando una buena plantilla. Pretendemos que todos los jugadores que vengan sientan que hay un gran compromiso en el grupo, porque eso nos llevó al éxito del ascenso. Y que a la vez se sientan a gusto y puedan trabajar bien".

El brasileño no quiere promocionarse como una figura fundamental en las relaciones internas: "Hay algunos que tienen más características para eso pero es cosa de todos que los nuevos se sientan bien. Los más veteranos tenemos un papel importante. Conocemos el club. Somos de la casa y tenemos que hacer de anfitriones. No habrá problemas, porque hay muy buena gente. Vamos por buen camino".

El jugador valora la unión de la calidad futbolística con la humana: "Es importantísimo compaginar eso. Da una tranquilidad importante en el día a día cuando hay un buen ambiente. Es clave que el club busque gente para el futuro. Los fichajes tienen la mayoría muchos años de fútbol. Son ahora patrimonio del club. Serán el futuro del Celta. Nada mejor que compaginar ser buen futbolista con tener buen carácter. Llegarán nuevos jugadores en otros años y ellos mismos tendrán que hacer que se acoplen".

Pero Giovanella no quiere limitar su aportación al funcionamiento del grupo de puertas adentro. "Me siento en condiciones de jugar. En el momento en que me sienta mal físicamente o no esté en condiciones deportivas, seré el primero en decir que lo dejo. Estoy aquí para colaborar en lo que sea, tanto a nivel de vestuario como en el campo, que es lo más importante. El técnico ha apostado por mí. Aunque jugué poco, tuvo en cuenta todo lo que pudo ver durante la temporada y me ha dado esta oportunidad, no sólo él sino el presidente. Hay que ser agradecido y devolver esa confianza".

Aplaza su decisión sobre si en junio próximo colgará las botas: "Hay que dejar las cosas ir andando. Tengo ganas de jugar. Pero uno debe reconocer el momento. Pienso hacer otras cosas en la vida. El fútbol es mi profesión pero no se para el mundo si lo dejas. Vamos a ver. De momento estoy a gusto. Mis compañeros me hacen ver que aún puedo. Me siento integrado y querido".