¡No ha venido ni el Tato!... pero ¿quién es el Tato?

La expresión popular hace referencia a un personaje de la España del siglo XIX

Imagen de Antonio Sánchez, el Tato.

Imagen de Antonio Sánchez, el Tato. / Real Academia de la Historia

R.V.

Cada vez que un evento no triunfa demasiado o hay menos gente de la esperada es común oír la manida expresión "¡No ha venido ni el Tato!". Se usa desde hace un siglo y, sin embargo, no todo el mundo pone cara al "Tato".

Este apodo corresponde a Antonio Sánchez García, un torero sevillano nacido en 1831. A lo largo de su vida, el diestro participó en numerosas corridas. Destacó desde joven y, al poco de empezar a torear, se coló entre los mejores del momento. Adquirió incontables triunfos y tuvo una prolífica carrera. Tato no se perdía oportunidad de salir al ruedo pero tampoco faltaba a las ferias y fiestas del momento.

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Sin embargo, su periplo profesional fue interrumpido en 1869 cuando sufrió un grave accidente. El toro Peregrino le infirió una cornada de cuatro centímetros de longitud y tres de profundidad en la parte superior de la pierna derecha. Fue intervenido de urgencia por los mejores cirujanos del momento, pero la herida se infectó y acabó gangrenando. Una semana más tarde le amputaron la pierna.

Con todo, el matador no desistió. Le implantaron una pierna ortopédica e intentó regresar a los ruedos. Salió a torear en dos ocasiones, pero comprobó que no era viable continuar de esa manera y se retiró para convertirse en repartidor del matadero de Sevilla.

A modo de curiosidad, la pierna amputada del Tato estuvo expuesta durante años en una farmacia de Madrid. Un incendió calcinó el establecimiento y en consecuencia la pierna.