Libros

Julio Camba: un placer que se degusta en corto

Su mérito era el saber sintetizar, a lo que añadía el valor de sus certeras descripciones

Caricatura de Julio Camba.

Caricatura de Julio Camba. / MINGOTE

Javier García Recio

Culto, elegante, finamente cínico y dueño de un sentido del humor inteligente y sagaz, Julio Camba dejó constancia a lo largo de sus trabajos como corresponsal de los principales periódicos españoles de ser uno de los mejores articulistas que ha dado la prensa española de la primera mitad del siglo XX y dentro de ese género de la crónica periodística. Aquí Camba fue el más original y el que más ha resistido el paso del tiempo, pues sus historias eran válidas entonces y siempre, pues la condición humana no cambia y la desvergüenza, el deshonor o la ignominia no se acotan en el tiempo. Por eso no solo fue un cronista imprescindible para comprender su época, sino que sus escritos suponen ya un clásico que superan la fuerza del tiempo.

Es así como su figura se agiganta y su pluma afilada sigue siendo atractiva para las editoriales que en los últimos años renuevan las ediciones de sus libros de crónica. Lo hace ahora de manera majestuosa Biblioteca Castro, que acaba de publicar un inapreciable volumen que reúne todas las crónicas de viaje que Camba escribió y publicó como libros. Son seis títulos los aquí recogidos: ‘Playas, Ciudades y Montañas’; ‘Londres’, ‘Alemania’, ‘Un año en el otro mundo’, ‘Aventuras de una peseta’ y ‘La ciudad automática’.

El presente volumen de Biblioteca Castro cuenta con la supervisión y el estudio de Francisco Fuster, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia, uno de los expertos que más sabe de Camba. Él mismo explica que en este volumen se reúnen seis títulos "que recoge sus mejores artículos y recorre las principales capitales del mundo para hacer un divertido ejercicio en el que confronta lo español con la lengua, los tipos o costumbres de las ciudades que visita. Las suculentas salsas francesas frente a la patata hervida de los ingleses, el colosalismo alemán frente al pragmatismo americano, la lírica del paisaje portugués frente a la austeridad castellana".

Su mérito era el saber sintetizar, a lo que añadía el valor de sus certeras descripciones. Seguía a rajatabla su máxima profesional: la columna de periódico es la medida de todas las cosas, y todo lo que sucede en el mundo es susceptible de "acabar reducido a una superficie literaria de 150 centímetros". Pocos sabían conseguirlo, y menos con la amenidad y ocurrencia que lo hacía Camba, cómo en esa columna en la que compara las camas de los ingleses, hechas para dormir, con las mullidas camas francesas y las españolas: "Nosotros consultamos nuestros asuntos con la almohada, dormimos en la oficina y nunca estamos ni completamente despiertos ni completamente dormidos".

Playas, Ciudades y Montañas, es un viaje a tres bandas con sesenta y nueve artículos por su Galicia natal, París y las montañas suizas, en el que ya despunta como agudo y socarrón analista de paisajes y personajes.

Londres son ochenta y cuatro crónicas de sus dos etapas como corresponsal en la capital británica. He aquí su mordaz e inclemente visión del inglés y su dedicación por el roast beef. "Si estos ingleses no tienen imaginación en la cabeza ¿cómo van a tenerla en el estómago? Desde un tiempo inmemorial los ingleses vienen comiendo el roast beef porque todavía no se les ha ocurrido comer otra cosa. El roast beef representa una falta de capacidad imaginativa".

Alemania son noventa crónicas escritas en distintas estancia en el país teutón. En todas ellas el columnista Camba disfruta diseccionando a la gente que le rodea, con retratos que siempre son un prodigio por su acierto. He aquí su retrato del turista alemán: "El turista alemán es siempre un poco militar. Cuando escala una montaña le parece que la conquista, y al poner en la cumbre su enorme zapatón alemán siente así una cosa como si la montaña fuese desde ese momento una montaña prusiana".

Un año en el otro mundo son cincuenta crónicas de su primera estancia en EE.UU. entre mayo de 1916 y abril de 1917, en donde refleja especialmente y con ojos deslumbrados y asombrados, la vida cotidiana de los habitantes de Nueva York.

Aventuras de una peseta, aparece en 1923. Son setenta y tres crónicas relatando el viaje de la peseta española por Alemania, Gran Bretaña, Italia y su querida Portugal. Aquí hace una "advertencia leal", tirando piedras sobre su tejado, sobre los escritores y los libros de viaje: "Decididamente, si hay un modo peor de ver el mundo que como escritor viajero, es como lector de las impresiones de los escritores viajeros".

Por último, La ciudad automática reúne cincuenta y seis crónicas sobre su segunda estancia en la ciudad de los rascacielos. Aquí nos encontramos con una marca de la casa que es la elegancia cáustica y la engañosa simplicidad de sus razonamientos. Lean sino sobre la medida de separar a los negros de los blancos en tranvías o teatros "¿Para qué separar dos cosas tan distintas. Para qué separar a los negros de los blancos si salta a la vista del mas miope quiénes son los blancos y quiénes son los negros? ¿Para qué separar lo que está ya perfectamente diferenciado?".

Artículo tras artículo, vemos como estos son pequeñas obras de arte, pequeños relatos que exploran los lados más sorprendentes de gentes y lugares siempre con precisión deslumbrante. Por eso leer a Camba es un placer que, como sus crónicas, se degusta a sorbos cortos.

Portada del recopilatorio de Julio Camba.

Portada del recopilatorio de Julio Camba. / La Opinión de Málaga

JULIO CAMBA

  • Libros de viaje
  • Editorial: Biblioteca Castro
  • Edición: Francisco Fuster  
  • Precio: 52,00 €