La pandemia de coronavirus ha obligado a Amaral a cancelar su gira "Salto al Color", en la que tenían unos 30 conciertos programados. El próximo 25 de julio estarían tocando en Castrelos, pero la fecha ha tenido que trasladarse al próximo año. Pero no habrá que esperar tanto para verlos en directo en Vigo porque el domingo actúan, a partir de las 20.30 horas, en el Festival TerraCeo, en formato acústico y sin banda. Tan solo Eva Amaral y Juan Aguirre, con sus guitarras, sus canciones y sus enormes ganas de reencontrarse con su público.

-No será en Castrelos, como estaba previamente programado, pero podrán estar en Vigo este verano...

-Nos hace ilusión volver a tocar, aunque de momento sea en una gira acústica y con aforos limitados porque en las primeras semanas del confinamiento hubo un momento en el que no parecía que volviese a haber música en directo. Además, nos generaba mucha curiosidad saber cómo sería tocar en una situación tan nueva como esta para nosotros y para el público y recibir la energía de la gente que igual que nosotros ha estado confinada durante mucho tiempo y de pronto sale a escuchar música en directo.

-¿Cómo han sido esos primeros conciertos después del confinamiento?

-Los primeros conciertos fueron en Bilbao y en Huesca y fue muy emocionante la salida al escenario porque tanto para nosotros como para el público igual era el primer espectáculo al que asistíamos después del confinamiento. Hubo un momento muy emocionante, de tener un nudo en la garganta de la emoción.

-¿Ese confinamiento les ha hecho reinventarse, sobre todo a la hora de trabajar?

-Más que reinventarnos yo creo que todos hemos aprovechado las formas de comunicación que te brinda la revolución digital. Hemos empleado las redes sociales y diferentes plataformas de comunicación con las que hemos podido estar en contacto con mucha gente con un teléfono móvil e incluso grabar una canción entre músicos que estaban cada uno en su casa encerrados.

-¿Ha sido la música un bálsamo, un acompañamiento para sobrellevar la situación?

-La música es diversión, sirve para bailar y para todo lo que tiene que ver con el estado de ánimo. Y esto lo digo casi más como oyente que como músico. Yo creo que si hemos podido contribuir, aunque sea de una manera pequeña a eso, pues bienvenido sea, porque a cualquiera que haga música lo que le gusta es hacer feliz a la gente. Indudablemente es algo que va a marcar a toda una generación y de lo que se hablará en un futuro y ojalá que lo recordemos como un mal sueño por el que tuvimos que pasar. Ojalá sea así y saquemos conclusiones para el futuro.

-La pandemia ha trastocado completamente su agenda. ¿Han tendido que trabajar a marchas forzadas para poner en marcha esta gira acústica?

-La gente suele poner el foco en los que nos subimos al escenario, pero detrás hay un trabajo muy serio de organización y una labor logística y técnica invisible y creo que es bueno ponerlo en valor y que el público sepa que hay mucha más gente participando además de los que estamos debajo de los focos.

-Vigo está muy presente en este último disco.

-Va a ser muy bonito tocar en un acústico con las Cíes al fondo. Nos han dicho que las entradas han volado y vamos a intentar hacer el concierto mejor que podamos y eso es lo más importante ahora, que cada concierto sea único y especial. Además, con Ondas do Mar de Vigo, que sirve de introducción a Mares Igual que tú, queremos hacer un homenaje a toda la gente que ha escrito y ha cantado al mar y es también una deuda de gratitud a toda la música folk que hemos ido descubriendo de la mano de en ese gran músico que es Carlos Núñez.