Triunfaron juntos con "Azulsocurocasinegro" hace más de 13 años y ahora Antonio de la Torre y Raúl Arévalo se reúnen de nuevo en "El plan", un filme que pone en cuestión valores asociados a la masculinidad y que ahonda en ese tono entre el humor y el drama de la cinta que les unió por primera vez.

Para De la Torre, el actor más nominado en la historia de los Goya, la ópera prima de Sánchez Arévalo supuso su primer premio de la Academia en una época en la que aún trabajaba como periodista en Canal Sur. "Al día siguiente me fui a montar una pieza de balonmano", recuerda.

Arévalo se lo llevó tres años después por "Gordos", del mismo director, en la que volvieron a compartir protagonismo, y en su debut como director, con "Tarde para la ira" (2016), también contó con el malagueño como protagonista.

"Tenemos una relación como de 'La extraña pareja', nos peleamos pero en un sentido sano", dice Arévalo, "él entiende mis arrebatos, no me los juzga, yo le entiendo a él, podemos estar tiempo sin llamarnos sabiendo que nos queremos y eso no puedo decirlo de mucha gente".

En "El plan", dirigidos por Polo Menárguez, interpretan precisamente a dos amigos, acompañados por un tercero en discordia, Chema del Barco. Es la historia de tres perdedores, Paco, Ramón y Andrade, que llevan en paro desde que cerró la empresa de seguridad en la que trabajaban. El día en que han quedado para llevar a cabo el plan en cuestión, una serie de contratiempos les impiden salir de casa y provocan discusiones entre ellos que hacen aflorar algunos trapos sucios. El desenlace es de esos que no se esperan y que cambian por completo el sentido de la historia.

"Como actor y como espectador me gustan las historias cuando cambian los tonos", dice De la Torre. "La película arranca como una comedia, los personajes generan ternura, te ríes con ellos y empatizas y luego ...", afirma dejando en el aire la continuación. "Me encantan esos viajes donde no sabes lo que va a pasar".

De lo que sí pueden hablar es de los valores machistas en los que sus personajes han sido educados. "Nosotros venimos de una educación tan machista como la suya", sostiene Arévalo. "La sociedad nos ha inculcado unos valores que parece que si tienes dinero, trabajo y éxito en la vida eres más hombre, como si la masculinidad estuviera vinculada a eso, cuando es absurdo".