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Pepón Nieto: "El teatro no tiene solo que contar, debe contribuir a cambiar las cosas"

"Recuerdo con mucho cariño al becario de 'Periodistas': las series que tenemos ahora ya no duran tanto como aquélla o como 'Los hombres de Paco'"

Pepón Nieto. // María Fuentes

Pepón Nieto (Marbella, Málaga, 1967) es Charles en La culpa, la última obra del dramaturgo estadounidense David Mamet, uno de los grandes del momento presente, el creador de Glengarry Glen Ross u Oleanna. El monatje, centrado "en la búsqueda de la responsabilidad más que en señalar a los culpables", en palabras del popular actor, recalará el 15 diciembre en el auditorio de la sede de Afundación en Pontevedra y el 16 en el Teatro Afundación de Vigo.

-Últimamente frecuenta mucho la escena.

-Hice El eunuco, El jurado, que dirigió Andrés Lima, que era también un dramón... y luego La comedia de las mentiras, una comedia estresadísima, muy comedia, con la que terminamos la gira la semana pasada, y ahora estreno esto. O sea, que está muy bien ir cambiando un poco, por lo menos, de planteamiento.

-Este psiquiatra de Mamet no es el papel más típicamente suyo, ¿no?

-No se trata de eso. Es cierto que he hecho más comedia que drama. Juan Carlos Rubio, el director, y Bernabé Rico, el productor, querían contar conmigo. Lo tenían muy claro, pero yo tenía La comedia de las mentiras, que producía yo y que no podía dejar. Creo que este estreno se ha retrasado un poco por esperar a que yo terminara y, de hecho, ya le digo, hasta el fin de semana pasado estuve de gira con La comedia de las mentiras.

-¿Cómo combinó las dos historias?

-Trabajando mucho, yéndome de bolos con la comedia y ensayando con esto todos los días.

-¿Le cae bien su personaje?

-Sí, sí. Guarda un secreto, que es su culpa, que es su penitencia, y eso le hace ser vulnerable, pero, desde luego, me parece el más coherente de los cuatro personajes, el más íntegro: defiende su posición de médico, ese juramento que le impide revelar información que tiene de su paciente, aunque sea un asesino. Charles es un señor que es judío, que ha buscado refugio en la religión cuando todo esto le ha desbordado. Ha vuelto al camino de Dios para intentar entender lo que le ha pasado y algo de consuelo. Pide ayuda a su mujer, pero ella está más preocupada por el qué dirán. El psiquiatra es el personaje más honrado de todos.

-¿Se siente seducido por Mamet?

-Sí, sí. Me seduce su texto, que me parece interesantísimo. El teatro no tiene solo que contar, debe contibuir a cambiar las cosas y pienso que La culpa pone sobre la mesa un montón de temas: parece que se centra en una sola cosa, pero trata muchos asuntos. Pone sobre la mesa temas que generan conflictos y un montón de preguntas. Luego me sedujo la idea de trabajar con Juan Carlos Rubio, al que llevo siguiendo desde hace mucho tiempo y me parece un director con mucho talento. Lo tercero fue tener la oportunidad de afrontar un tipo de espectáculo que a mí me permite trabajar desde otro sitio, desde otra emoción. Es un personaje muy contenido, que vive una auténtica penitencia por dentro. No es el personaje arrebatado que he hecho más veces. Este Charles es un personaje sobrepasado. Cuando, de repente, la prensa, el séptimo poder, pone palabras en tu boca que tú no has dicho...

-¿Lo ha vivido usted?

-He tenido bastante suerte. Sí que una vez el diario "El Mundo" sacó mi declaración de Hacienda, no sé a santo de qué: me quedé flipando; les pedí responsabilidades, pero no me hicieron caso. Luego decidí no meterme en líos.

-Usted fue el legendario becario de Periodistas .

-¿Cuánto tiempo hará? Veinte años. Lo recuerdo con mucho cariño. Las series que tenemos ahora ya no duran tanto como Periodistas o Los hombres de Paco, que eran de largo recorrido.

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