Las obras de mejora del entorno de la plaza de Hermida y del camino al Pazo da Cruz, en Covelo, licitadas por la Xunta dentro del Plan Hurbe, comenzaron con sorpresa. Al abrir una zanja en el vial de 100 metros entre la plaza y museo para soterrar cableado tanto de telefónica como de electricidad aparecieron losas de un viejo acceso empedrado, similar a la cimentación de las calzadas romanas. Los vecinos del barrio han acordado en una reunión solicitar que se mantenga conservado y no se vuelva a soterrar.
Maximino Fernández Sendín propietario y director del Museo Pazo da Cruz, que se encuentra a escasos metros de la obra, indicó que “indudablemente se trata de un Camino Real, término que comenzó a utilizarse en España a partir del siglo XV, pero que puede estar asentado sobre una calzada secundaria romana”.
Maximino Fernández Sendín propietario y director del Museo Pazo da Cruz, indicó que “indudablemente se trata de un Camino Real"
El estudioso de la etnografía e historia local indicó que la idea inicial era realizar la zanja, soterrar los servicios y volver a cerrar, pero las obras se paralizaron de forma puntual y ya estuvieron en la zona expertos de Patrimonio, Policía autonómica y de Medioambiente.
“Nosotros queremos recuperar este camino que sería uno de los atractivos más importantes para A Hermida y Covelo, y motivo de visita para los amantes del patrimonio y la cultura. Es un auténtico monumento que no debemos ocultar, sino todo lo contrario, y por ello nos hemos unido. Otros proponen, los menos, que es mejor soterrarlo, taparlo de nuevo. No estamos de acuerdo en absoluto, en esto”, indica Fernández Sendín.
Obra paralizada
La obra paralizada tiene por objetivo mejorar la accesibilidad y humanizar la plaza y el camino con el rediseño de la red viaria, así como en la instalación de una barandilla para separar la plaza de la carretera. También está propuesta la pavimentación de la plaza y del camino al Pazo da Cruz, la instalación de nuevo mobiliario –banco, papelera, fuente y jardineras–, drenaje del agua de lluvia y corrección de impactos paisajísticos.
La Xunta aporta el 70 por ciento de la financiación y el Concello el 30% restante.