San Cibrán, la aldea que revive en torno a su escuela

Las aulas cerraron hace 16 años pero ahora acogen actividades y fiestas que devuelven el espíritu de comunidad a los vecinos

Las coordinadoras del movimiento vecinal A Nosa Escola de San Cibrán, en una de las aulas.

Las coordinadoras del movimiento vecinal A Nosa Escola de San Cibrán, en una de las aulas. / Cedida

Llegaron a ser cerca de cien los alumnos que llenaron sus aulas en la segunda mitad del siglo pasado. Por la vieja unitaria de San Cibrán pasaron absolutamente todos los mayores de 20 años de esta aldea de la parroquia gondomareña de Donas. Allí se encontraron padres, hijos y abuelos a la hora de entrar en clase o salir. Era un elemento vertebrador de la población. Pero como en la mayoría de los rincones del rural gallego, la evolución demográfica terminó por vaciarla y vieron con tristeza cómo la Xunta la cerraba en 2007 por falta de alumnado.

Seis mujeres han puesto en marcha el movimiento vecinal A Nosa Escola para dinamizar la vida social y cultural

Dieciséis años después la escuela ha vuelto a la vida. No como centro educativo, pero sí como espacio social en el que los vecinos han recuperado el espíritu de comunidad. Todo gracias a seis mujeres que se han encargado de poner en marcha un movimiento vecinal que en un año ha conseguido reunir a niños y mayores para compartir toda clase de actividades, desde rutas de senderismo a fiestas, clases de baile , costura o refuerzo escolar . El Concello de Gondomar ha colaborado adecentando el antiguo colegio por dentro y cediendo su uso y la comunidad de montes también ha aportado fondos para hacer posible el proyecto.

A Nosa Escola se llama la entidad que pretende devolver a San Cibrán lo que fue y recuperar el tipo de relación social de antaño. Y sobre todo hacer honor a los maestros que todavía recuerdan en todos los hogares del entorno: doña Luz y don Antonio.

Doña Luz y don Antonio, los recordados maestros de San Cibrán a los que los vecinos recuerdan con A Nosa Escola.

Doña Luz y don Antonio, los recordados maestros de San Cibrán a los que los vecinos recuerdan con A Nosa Escola. / Cedida

La pareja de docentes llegó en la posguerra a la aldea, muy empobrecida por aquel entonces. “Non só ensinaron a ler ea escribir á xente, ensináronlles a lavarse, a comportarse, a vivir”. “A xente axudábase á hora de labrar os campos, xuntáronse para construir a traída de auga, o cemiterio, o palco da festa, os campos de bolos... E iso foi en parte grazas ao legado daqueles mestres that all o world lembra con tanto cariño”. Así lo explican Rocío Rodríguez, Mari Carmen Martínez, Pilar Zaragoza, Coral Martínez, Beatriz Díaz y Casandra Crespo , las vecinas que han puesto en marcha este movimiento vecinal amadrinado por la hija de aquellas docentes, Luz Iglesias.

Vecinas de San Cibrán reunidas ante la vieja unitaria.

Vecinas de San Cibrán reunidas ante la vieja unitaria. / Cedida

Todo comenzó hace seis años. Veían que en un apartado como San Cibrán mucha gente mayor se aísla socialmente por no tener coche o porque apenas salía de casa. Pensaron en utilizar la escuela y comprobaron horrorizadas que se había convertido en un almacén de material de colegios que iban cerrando por el entorno. Mobiliario y cajas hasta el techo, todo podrido por la humedad. Retiraron la basura y consiguieron que el Ayuntamiento reparase el interior.

"Nós resistímonos ao esquecemento, a que a nosa aldea esmoreza", dejan claro

Crearon un grupo de WhatsApp con un miembro de cada una de las 80 familias que residen en la aldea y llamaron a la colaboración para desbrozar el recinto. Sobraron voluntarios. Empezaron a organizar rutas a pie y se sumaban más de 30 personas, a las clases también acudían a vecinas numerosas... moita unión entre eles ”, explica.

Una imagen de la fiesta de Carnaval que celebraron en febrero.

Una imagen de la fiesta de Carnaval que celebraron en febrero. / Cedida

Todos aportan. A la fiesta de Carnaval no solo acudieron disfrazados grandes y pequeños sino que llevaron dulces típicos para compartir, igual que en el magosto popular. Las clases las imparten vecinos da forma altruista y así emerge este oasis de vida comunitaria en lo que llaman la España vaciada. “Nós resistímonos ao esquecemento, a que a nosa aldea esmoreza”, dejan claro.

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