El puerto deportivo de Baiona retoma el proyecto de cafetería y servicios náuticos

Tras casi dos décadas de funcionamiento, siguen pendientes las edificaciones previstas en el relleno | La gestora solicita a Portos una ampliación de la concesión hasta 2052

Vista del puerto deportivo de Baiona.

Vista del puerto deportivo de Baiona. / MARTA G. BREA

Comenzó a funcionar hace veinte años y sigue inacabado. El segundo puerto deportivo de Baiona nació para responder a la demanda de amarres de navegación recreativa en la bahía con pantalanes a flote y una explanada en tierra con edificios de uso hostelero, comercial y vestuarios para los usuarios, además de un varadero, una rampa de vela ligera y un aparcamiento. Pero sus instalaciones siguen en casetas provisionales. La ausencia de marco urbanístico hasta que entró en vigor el Plan Especial del Puerto en 2015 impidió a la concesionaria obtener las autorizaciones necesarias para desarrollar las construcciones y la sociedad ha retomado recientemente las gestiones para llevarlas al fin a cabo.

Puerto Deportivo de Baiona S.A. ha modificado el proyecto inicial para adaptarlo a la normativa existente y mejorar diseño y funcionalidad. Según explican fuentes de la entidad, consta de dos construcciones de baja altura. Una pensada para albergar las oficinas de la capitanía y otra de mayor superficie para uso hostelero.

Se plantean dos construcciones, una para la capitanía del puerto y otra para uso hostelero

El proyecto está en manos de Portos de Galicia, organismo que debe autorizarlo antes de poner en marcha la tramitación urbanística y al que la gestora ha solicitado también una ampliación de la concesión. La actual caduca en 2029 y la entidad pretende continuar al frente de las instalaciones hasta 2052.

La sociedad argumenta que el bloqueo urbanístico impidió desarrollar las instalaciones durante las dos décadas de funcionamiento, por lo que necesita más tiempo para culminar su proyecto inicial, dado que todavía faltan los trámites administrativos para obtener las licencias, la construcción de los bloques y su puesta en funcionamiento.

La dotación de los servicios proyectados para el segundo puerto deportivo baionés es una vieja demanda de la Asociación de Usuarios del Puerto de Baiona (AUPB), que acudió hace cuatro años a los tribunales para exigir daños y perjuicios tras haberse gastado miles de euros en la adquisición de las plazas y en las cuotas mensuales de mantenimiento sin recibir a cambio las prestaciones que figuran en sus contratos ni tampoco un mantenimiento de los muelles flotantes aceptable. Una batalla judicial que perdieron tanto en primera instancia como en la Audiencia Provincial.

Operarios del puerto deportivo realizan reparaciones en un pantalán.

Operarios del puerto deportivo realizan reparaciones en un pantalán.

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Portos de Galicia ha obligado a la gestora del puerto deportivo baionés a acometer reparaciones urgentes en sus instalaciones al detectar un grave deterioro que pone en peligro a los usuarios y a sus barcos. El requerimiento oficial advertía a Puerto Deportivo de Baiona S.A. de la apertura de un expediente para anular la concesión, es decir, el derecho a continuar explotando las instalaciones, en caso de no realizar los trabajos de inmediato. La orden llegó a Baiona mismo lunes, aunque los arreglos habían comenzado hace ya dos semanas, según indican desde la sociedad. La advertencia de la Xunta se fundamenta en un informe reciente de la Capitanía Marítima de Vigo, que califica el mantenimiento de las instalaciones de “muy deficiente” y en un escrito presentado hace un mes por la asociación de usuarios, acompañada de un reportaje fotográfico con los desperfectos. El presidente del colectivo, Santiago Fagilde, señala deficiencias como “pilotes rotos, pantalanes desprendidos y sujetos con cuerdas”, entre otras cuestiones que “son un peligro para la navegación en la bahía”. “Si se desprende un pantalán o cualquier estructura en plena noche puede romper el casco de cualquier embarcación y llevarla al fondo”, recalca. La gestora asegura que realiza trabajos de mantenimiento cada año entre noviembre a marzo, cuando desciende la actividad, pero en el intervalo de 2022 y 2023 los sucesivos temporales no solo causaron más daños sino que impidieron los arreglos que se ejecutan ahora.

Uno de los pantalares amarrados con cuerdas.

Uno de los pantalares amarrados con cuerdas. / AUPB

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