Matan a un perro del refugio de A Ramallosa con un destornillador clavado en el corazón

La propietaria de "la isla de Tali" solicita colaboración para localizar a los responsables de la muerte del animal

Mel, el perro asesinato en "la isla de Tali"

Mel, el perro asesinato en "la isla de Tali"

M. R.

La crueldad animal no tiene límites. Natalia Rodríguez, la propietaria del singular refugio para animales "la isla de Tali" de A Ramallosa, denuncia en redes sociales que una o varias personas se colaron por la noche en su recinto y asesinaron a uno de los perros. La joven lanza un grito de socorro desesperado para conseguir cualquier información que le ayude a encontrar al o los culpables de este suceso.

La joven no es capaz de contener las lágrimas al recordar en redes sociales lo sucedido. Relata que el pasado martes, al llegar al recinto, se encontró el cadáver de Mel, un perro de talla media. Primero pensó que el temporal y la tormenta podrían haber sido la causa de la muerte del animal, pero decidió enviar los restos del can a un laboratorio forense y las noticias que le devolvieron tras la autopsia no pudieron ser más desoladoras para ella: "Le apuñalaron, le rompieron las costillas y le clavaron un destornillador en el corazón. Alguien entró en la finca principal únicamente para matar al animal".

Natalia Rodríguez solicita ahora la colaboración de todo aquel que durante la noche del lunes al martes, entre las 03.00 y las 07.00 horas, haya podido ver algo sospechoso en el entorno de A Ramallosa, Nigrán, Sabarís, Gondomar y toda la zona del Val Miñor. "Esta persona tuvo que entrar en el río con la marea medio alta y mancharse la ropa. Dejó al animal muerto en la finca y se fue", detalla la joven, que exige "justicia para Mel": "No podemos mirar a otro lado. Es imposible asimilar que la crueldad humana llegue a estos límites". La propietaria del refugio también informa de que ha interpuesto la denuncia correspondiente ante la Guardia Civil.

La isla de Tali

Cerca de la desembocadura del río Miñor hay una isla donde conviven en semilibertad más de una veintena de animales de diferentes especies. Es “la isla de Tali”, el refugio de una joven de 22 años de Nigrán que comenzó hace seis a rescatar a animales que iban a ser sacrificados para darles una segunda oportunidad. “El primer animal que rescaté fue una yegua que iban a llevar al matadero porque era muy agresiva. Mis padres solo me dejaron quedármela con la condición de venderla cuando la hubiese domado. Sin embargo, ella me enseñó a mí mucho más que yo a ella; entre otras cosas, a dejar de comer carne”, comenta Natalia Rodríguez, nombre de pila de Tali.