El mosaico romano de Panxón ya es de todos los nigraneses. La asociación creada para recuperarlo acaba de cerrar la compra con la propiedad, la galería de arte y antigüedades Carlton Hobbes de Nueva York por 58.000 euros y ha iniciado las gestiones para repatriarlo. Su vicepresidente, Gonzalo Fernández-Turégano Pérez, espera que la pieza, del siglo III, esté de vuelta en su lugar de origen a principios del próximo año, aunque augura que la tramitación del regreso será "larga".

El colectivo ciudadano logró completar hoy mismo la recaudación de fondos iniciada hace año y medio para comprar la pieza y traerla de vuelta. A los 18.000 euros recaudados a través de una campaña de crowdfunding, el Concello ha sumado esta misma mañana los 40.000 euros comprometidos. Tras recibir el pago, Fernández-Turégano se puso en contacto de inmediato con la galería y logró cerrar el trato. La cerámica será donada al Ayuntamiento de Nigrán, tal y como establece el convenio entre la asociación y la Administración municipal, para su exposición pública.

El mosaico está encastrado en una mesa auxiliar de madera. Carlton Hobbes

El alcalde, Juan González, celebra la "gran noticia" de la compra del mosaico y la califica de "o mellor regalo de Nadal para Nigrán". Su intención es exponerlo en la nueva biblioteca municipal, aunque será una comisión de expertos en arqueología e historia la que decidirá dónde, cómo y cuándo podrá ser disfrutada la pieza por el público, con el fin de garantizar la mayor seguridad y conservación.

La intención del gobierno municipal es exponerlo en la biblioteca

La cerámica, de un metro cuadrado y encastrada en una mesa de auxiliar de madera, fue localizada de manera casual por el propio Fernández-Turégano, abogado y coleccionista, a través de internet hace tres años. Enseguida inició los trámites para conseguir rescatar el mosaico para el patrimonio público. Logró la reserva de compra de dos años, que caducó hace un mes, e impulsó la creación del colectivo ciudadano para recaudar fondos.

El emblemático azulejo conserva intactos varios motivos de fauna marina –un mújel de 67 centímetros y dos almejas– y cenefas que la revelan como parte de un mosaico de mucho mayor tamaño, evidenciando el alto grado de romanización del lugar de O Castro, entre el muelle y la playa de A Madorra.

Allí fue donde se encontró la pieza en el siglo XIX y desde entonces siempre permaneció en manos privadas. Formó parte de la colección santiaguesa Blanco-Cicerón, hasta que se vendió en la Galería Castellana de Madrid en el año 2000 y reapareció en diciembre de 2018 en Nueva York.