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Aquellos maravillosos mozos de Vilaza

Siete amigos reproducen una foto de fiesta junto a la iglesia 54 años después

Álvaro Martínez, Antonio Amorín, José Luis Ferreira, José Álvarez, Manuel Méndez, Germán Ferreira y José Rodríguez, hace 54 años. / Cedida

Se habían puesto la ropa de los domingos para ir a disfrutar de un día de fiesta en su parroquia aquel 8 de septiembre de 1968. Era del día de la Virgen de la Luz y todos tenían ganas de divertirse y compartir vivencias como cualquier joven a los 17 o 18 años. El fotógrafo los pilló sonrientes junto a la iglesia de su parroquia, la gondomareña de Vilaza, con las ganas de comerse el mundo propias de su edad. Igual de risueños posaron ayer en el mismo lugar 54 años después. “Agora imos tan ben vestidos coma daquela, pero non tan guapos”, bromeaban ante las cámaras.

Los mismos protagonistas de la foto de 1968, en la actualidad, en el mismo lugar. / Ricardo Grobas

Álvaro Martínez, Antonio Amorín, José Luis Ferreira, José Álvarez, Manuel Méndez, Germán Ferreira y José Rodríguez ya rondan la setentena y han querido reunirse de nuevo en el mismo lugar para recordar viejos tiempos. “Como xa temos unha idade e aínda non morreu ningún queriamos xuntarnos e compartir unha comida xuntos”, explica uno de los impulsores de la nostálgica reunión.

Y así lo hicieron. Tras el posado llegó el almuerzo y después, una larga sobremesa en la que dieron rienda suelta a la memoria para revivir aquellas tardes de cine en el Rialto y el Capitol, aquellos bailes en las fiestas populares de la comarca, que recorrían en “los coches piratas” que hacían las veces da taxis “medio clandestinos” cuando desapareció el tranvía y mientras no se implantaban las líneas de autobuses. Los primeros amores, las trastadas de la época... Recuerdos compartidos que guardan con cariño.

También hubo tiempo para hacer memoria sobre aquello que los separó: el servicio militar, la emigración, la trayectoria laboral, la vida, en definitiva. Aunque algo sí sabían unos de otros, aseguran. Pese a no quedar con la frecuencia que les gustaría, “isto é un poco e todos sabemos por onde andamos”.

Hubo un tiempo en el que eran prácticamente inseparables y “logo cada un arrancou polo seu lado”. Ley de vida. Ahora, todos jubilados, esperan repetir más veces el encuentro y disfrutar de la compañía y de la amistad que siempre los ha unido.

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