Las consecuencias de la procesión de la romería de San Marta de Ribarteme de este año 2022 siguen coleando en la parroquia nevense. Y es que una familia no ha podido bautizar a su hija porque el mismo sacerdote que prohibió que desfilaran los tradicionales “cadaleitos”, Francisco Javier de Ramiro Crespo, se ha negado a darle el sacramento a la recién nacida porque la persona que iba a ser su madrina vive en pareja sin estar casada y tiene una hija. Un hecho que el párroco considera que “significa vivir en pecado”. Según el testimonio que la familia ha ofrecido a FARO , “se trata de una venganza” por un episodio que ocurrió durante la romería de este año. Mientras, el párroco, Ramiro Crespo, resta importancia al conflicto y responde a las preguntas de este periódico con un simple “no ha pasado nada”. La familia anuncia que recurrirá al Obispado para que “ofrezcan una solución a la situación que vive la parroquia con este cura”.
La Diócesis apoya al cura: “Hay que evitar conflictos innecesarios”
La abuela de la niña a la que no han podido bautizar en su parroquia, Santa Marta de Ribarteme, acudió a la procesión de la tradicional romería para hacer cumplir una promesa. Siguió el paso descalza, portando una vela, en gratitud por una operación que sufrió una de sus hijas y que, finalmente, salió con éxito. Días más tarde, según cuenta la familia, el cura le reprochó a la mujer “que se habían derramado restos de cera de la vela en una acera de la parroquia y que, por tanto, tenía que ir a limpiarla”. Algo que “no es cierto, así que nos negamos”, cuentan.
Ante la negativa, “el cura le respondió a mi madre que, entonces, no bautizaría a su nieta” por lo que consideran que “se trata de una venganza, ya que el cura sabía perfectamente quiénes éramos”. La familia no creyó que fuera capaz de negarse a ello, pero, finalmente, dos días antes del bautizo, “cuando estábamos en el ensayo”, explica la madrina de la pequeña, “el cura comenzó a poner pegas y cuando leyó en el formulario que yo vivía con mi pareja sin estar casada y que tenía una hija fue cuando nos dijo que era imposible bautizar a la niña”, asegura la madrina de la recién nacida.
Los padres afirman que se trata de "una venganza" por un episodio en la procesión
A tan solo 48 horas de que se celebrara el bautizo, esta familia de Santa Marta de Ribarteme no contaba ni con un cura ni con una iglesia. Tuvieron que buscar otra parroquia “deprisa y corriendo, incluso teniendo que modificar el encargo de las flores que ya las habíamos pedido específicamente para la iglesia de Santa Marta”. Un párroco accedió y “no tuvimos que irnos muy lejos para que la bautizaran”, aunque la familia prefiere no desvelar cuál es la parroquia en la que ha recibido finalmente el sacramento la niña.
En este sentido, explica la madrina, “no comprendemos cómo puede ser que en un sitio sí se pueda bautizar en estas circunstancias y en otro no”. Con todo, la Diócesis de Tui-Vigo ha respondido a este diario que “en último caso habrá de ser el párroco quien juzgue si se cumplen los requisitos del canon, si bien debieran ser los padres católicos bien formados los que, antes de solicitar el bautismo en la parroquia, elijan a los padrinos adecuados a fin de evitar conflictos innecesarios”.
La familia de la niña dice estar “cansada de las actitudes de este cura, al igual que el resto de los vecinos”. Es por eso que quieren ponerse en contacto con el Obispado “para que ofrezcan una solución”. Explican que “son muchos los gestos feos que este cura tiene con la parroquia y esta situación no puede continuar”.