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Redondela rompe estereotipos de género

La tradicional Danza das Espadas incluye a una mujer por primera vez desde hace medio siglo

Marta Míguez, ayer, junto a la escultura de las “penlas” en la Praza da Constitución de Redondela. | // A.P.

La Danza das Espadas de Redondela, uno de los elementos más representativos de la Festa da Coca, romperá en esta edición con los estereotipos de género. El tradicional baile que acompaña a la procesión del Corpus Christi se estrenará con una novedad: la presencia de una mujer entre sus 21 integrantes por primera vez desde hace casi medio siglo.

La joven redondelana Marta Míguez, de 18 años, centrará todas las miradas al ser la primera danzante desde 1978, cuando el alcalde de entonces, Amado González Cardama, decidió que esta manifestación artística estuviese representada exclusivamente con integrantes masculinos tras unos años de formaciones mixtas. “Siempre me hizo ilusión bailar esta danza, así que me animé a preguntar si podría formar parte de ella y todos estuvieron encantados. Me recibieron con los brazos abiertos, como a cualquier otro integrante, y me sentí muy cómoda desde el primer momento”, explica Marta, que se muestra ilusionada y con ganas estrenarse junto a sus compañeros. Aunque no será hasta este domingo en la procesión del Corpus de Vilavella, puesto que no estará en la formación que actúa mañana.

Aunque se muestra sorprendida por la expectación que ha levantado su presencia en la danza –“incluso mucha gente me pregunta por la calle”, indica–, confía en que esto sea simplemente por la novedad y que la presencia femenina se normalice en los próximos años. “Creo que se puede innovar sin que se resienta la tradición, que en este caso es el baile. Así que animo a todas las chicas a las que les guste esta danza que vengan a probar y espero que poco a poco vaya aumentando la presencia femenina. Ahora es obvio que llama la atención, pero con el tiempo la gente ni se fijará si son chicos o chicas los danzantes”, comenta.

Marta Míguez, ayer, en Redondela. / A.P. ANTONIO PINACHO

La Danza das Espadas es un antiguo baile marinero en el que los participantes realizan distintas figuras con sus manos unidas por espadas. Respecto a los pasos, asegura que no son difíciles, pero si es muy exigente desde el punto de vista físico. “Son diez minutos bailando sin parar y requiere mucha resistencia para aguantar bien”. Para ello ensayan desde finales de marzo, primero un día a la semana, y desde el último mes se incrementa a tres veces semanales. “Hay que estar físicamente en forma, aunque no tuve ningún problema porque desde siempre practico mucho deporte”, señala. En su caso, lo más complicado ha sido compaginar los ensayos del baile con los estudios del ciclo de grado superior de anatomía patológica en Santiago, lo que le obliga a viajar constantemente. “Ha sido duro porque además coincide con el final de curso y los exámenes, pero el esfuerzo merece la pena”, puntualiza.

Al igual que ella romperá este año las barreras de género en la Danza das Espadas, cree que con el tiempo también habrá presencia masculina en el otro baile típico de la Festa da Coca: las “penlas” y las “burras”. “No veo por qué no va a poder ser, todo es cuestión de probar”, concluye.

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