Las calles del centro de Redondela volverán a lucir con todo su esplendor durante el tradicional Corpus Christi después de dos años en los que la pandemia obligó a suspender la procesión. Los vecinos del casco antiguo iniciaron hace días los trabajos de preparación del material vegetal, comenzando por el mirto, la mimosa y la tulla, que son las más duraderas, para dejar el deshoje de las flores –claveles, hortensias, rosas y margaritas– para la próxima semana con el objetivo de que puedan mantener su colorido para el día grande de la Festa da Coca.
“Estábamos deseando volver a reunirnos todas para comenzar a trabajar, porque es una tradición muy arraigada y es una tristeza que no se celebre. Llevo desde que era niña colaborando con las alfombras y aunque es muy laborioso lo pasamos bien”, comenta Claudina Barros, una de las integrantes del grupo que prepara el tapiz floral de las calles Isidoro Queimaliños y Adro.
“Aquí todas disfrutamos mucho con esta labor, hacemos amistades y las horas pasan volando, ni te enteras. Todos estábamos deseando volver a la normalidad después de los dos últimos años y tenemos muchas ganas de volver a ver que las calles adornadas como siempre para la procesión”, indica Rosita López, otra de las personas que colaboran.
Cada jornada comienzan sobre las cinco de la tarde y permanecen hasta las nueve trabajando sin parar, sentadas a ambos lados de la calle, por la que pasa el Camino de Santiago. “A los peregrinos les llama mucho la atención y se paran a preguntarnos. Alguno incluso se sienta con nosotros para echarnos una mano”, indica Susana Ricón, la autora desde 2006 de los diseños de ambas calles. Ante la curiosidad mostrada por los visitantes, han colocado varias fotos de gran tamaño en el exterior del local, con las alfombras de distintos años, para que los peregrinos que desconocen esta tradición puedan hacerse una idea del resultado final.
“A los peregrinos les llama mucho la atención y se paran a preguntarnos"
El casco antiguo recupera este año la decoración en Reveriano Soutullo, también conocida como la “calle del medio”, que llevaba cuatro sin alfombra tras deshacerse el anterior grupo. Una de las vecinas, María Isabel Díaz, decidió este año volver a crear el tapiz vegetal para el paso de la procesión con la colaboración de siete personas. “Era una pena que no tuviésemos alfombra y, como en años anteriores había colaborado con las de otras calles, me lancé a diseñar una para esta. Espero que quede bien, le estamos poniendo todo el cariño y lo que queremos es que luzca con colorido”, explica María Isabel. Por delante tienen mucho trabajo, puesto que la calle mide cerca de 100 metros, aunque con constancia y paciencia están seguras de que saldrá adelante.
La mayor alfombra, como cada año, será la de la céntrica calle Alfonso XII, con 180 metros de longitud. Diseñada por la joven Marta Vázquez, una decena de mujeres de todas las edades trabajan sin descanso para tener todo listo para el miércoles por la noche. Aquí incluso los niños ayudan a sus madres y abuelas para coger el relevo y mantener esta bonita tradición.