![Imagen de archivo del "Shtandart" atracado en Punta Lagoa, en 2020.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/e6a55ddd-f5fe-4435-904a-6d614b942987_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg "Imagen de archivo del "Shtandart" atracado en Punta Lagoa, en 2020.")
La guerra entre Rusia y Ucrania ha tensado las relaciones entre el país presidido por Putin y el resto de Occidente, con importantes sanciones por parte de EE UU y la UE, empresas en estampida y diplomáticos expulsados. Sin embargo, hay tradiciones que se mantienen inalterables, y una de ellas es la visita de la fragata rusa "Shtandart" a Galicia.
El velero, al que Rusia ha cerrado las puertas por motivos políticos y cuya tripulación es ucraniana en su mayor parte, ha hecho escala en Baiona para revisar ciertos problemas técnicos y aprovisionarse en su camino al País Vasco, en concreto al Itsas Festibala. En el festival marítimo de Pasaia, culturas marítimas de todo el mundo se darán cita encarnadas en cerca de 150 embarcaciones, y aunque su presencia había generado recelos entre algunos de los invitados al encuentro, finalmente el velero fondeará en el puerto vasco entre el 26 y el 29 de mayo.
El "Shtandart" es una réplica de la fragata de la armada imperial rusa del mismo nombre, construida en el siglo XVIII bajo la supervisión de Pedro el Grande. Botada en 1703, el zar la capitaneraría en su primera misión militar, aunque las prisas en su construcción llevaron a su jubilación 16 años más tarde por orden de la emperatriz Catalina II la Grande.
Casi tres siglos más tarde, en 1994, un grupo de entusiastas de San Petersburgo comenzaron a construir la actual "Shtandart", gesta que culminaron en 1999. Desde entonces, la fragata rusa, de 34,5 metros de eslora, ha sido desde buque escuela hasta plató flotante, papel que jugó en aguas de Ferrol para la película "22 ángeles".
En los últimos años, la embarcación rusa ha visitado Galicia en diversas ocasiones, y ni siquiera la epidemia del COVID canceló su visita a Vigo en 2020 (aunque sin posibilidad de visitarla). A la ciudad olívica volvió el pasado año de la mano de la Fundación Traslatio.
